Isolux sale a bolsa para tapar agujeros tras enterrar millonarias ayudas en Galicia

La operación servirá al grupo que impulsó T-Solar e Infinita Renovables para "contrarrestar el impacto de un deterioro de los flujos de caja", advierte la agencia Fitch

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A grandes males, grandes remedios. Isolux, uno de los grupos de servicios y concesiones de peor recuerdo en Galicia por los proyectos que armó y que acabaron en fiasco tras millonarias ayudas públicas, plantea salir a Bolsa con un objetivo oficial, reducir su deuda y acometer nuevos proyectos. Sin embargo, la agencia de calificación crediticia Ficth ve «improbable» que la Oferta Pública de Suscripción (OPS) vaya a servir «por sí misma» para elevar su ‘rating’. La agencia destaca que la operación «debería contrarrestar el impacto de un deterioro de los flujos de caja» de Isolux.

Fitch va más allá y advierte que este tipo de operaciones, como la de Isolux, son «cada vez más comunes» en un sector en el que «algunas compañías son incapaces de reducir deuda de forma orgánica». Esta circunstancia, advierte, se debe a «la caída de la actividad de construcción en los mercados domésticos y a los retrasos y disputas en contratos conforme las empresas se expandían por mercados emergentes», caso de Isolux.

Abultada deuda

Al margen de su diagnóstico, la agencia indica que el impacto final de la operación anunciada por Isolux sobre su perfil crediticio dependerá «del uso de los ingresos obtenidos», que podría permitir una reducción de la deuda corporativa. Lo cierto es que, al cierre de 2014, la compañia presidida por Luis Delso contabilizaba una deuda de 1.790 millones de euros

El grupo ha confirmado su intención de comenzar a cotizar en bolsa en febrero, mediante una Oferta Pública de Suscripción de Acciones con la que espera ingresar aproximadamente 600 millones que irán destinados, principalmente, a rebajar la deuda del grupo y a financiar su crecimiento.

De Infinita a T-Solar

Isolux ha firmado en los últimos años uno de los capítulos más oscuros de la actividad de una empresa en Galicia. La crisis de T-Solar Global, impulsada en Ourense por la compañía de Delso con el fin de abastecer de paneles a la en su día emergente industria fotovoltaica, que acabó cerrando sus puertas, es uno de esos episodios de mal recuerdo. A ello se suma la crisis de Infinita Renovables, situada en el puerto de Ferrol, para el almacenaje y procesamiento de biocombustibles, que ahora está en manos de un grupo indonesio. Ambas iniciativas se llevaron por delante unos 24 millones en ayudas públicas, tanto de la Xunta como del Ministerio de Industria.

Y eso fue solo en subvenciones. Si se suman los créditos blandos del sector público, el importe se dispara. Solo para la planta de Ourense, el grupo recibió subvenciones de la Xunta y el Estado por unos 13,5 millones de euros, mientras que los préstamos concedidos a la empresa se fueron hasta los 34,5 millones.

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