Isidro de la Cal, al borde del concurso, busca un comprador ‘solvente’

La Xunta asegura que pondrá a disposición del proceso los mecanismos de financiación con los que cuenta "si se garantiza la viabilidad del proyecto"

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Después de que la semana pasada fracasase el intento de compra de la antigua Isidro de la Cal por parte del empresario Carlos García Martín, la ficha vuelve a la casilla de salida. Los trabajadores de la compañía coruñesa creen que, en los próximos días, el Juzgado de lo Mercantil número 1 de A Coruña aprobará la entrada de la compañía dirigida por Pablo García-Gascó en concurso de acreedores. A respecto del ERE en marcha que quedó paralizado con el anuncio de la venta frustrada recuerdan que, sobre el papel, este continúa en stand by hasta el próximo día 30. Desde el sindicato CIG, Cristina Gestal indica que la esperanza de la plantilla está en que la situación de la compañía se pueda reconducir con la llegada de un administrador concursal. “Sabemos que es una compañía viable y lo que se nos ha dicho desde la Xunta de Galicia es que se iba a tratar de mediar y ayudar en todo lo posible en el momento en el que haya un comprador solvente”, comenta.

Hace algo más de una semana la empresa solicitó la entrada voluntaria en concurso de acreedores. No obstante, el Juzgado de lo Mercantil número 1 de A Coruña realizó una serie de reclamaciones de documentación a la empresa, necesarias para poder dar luz verde al proceso antiguamente conocido como suspensión de pagos. Ahora, desechada la compra por parte del nuevo propietario de rótulos Feca-Neón, la plantilla espera que el proceso culmine y, en los próximos días, se les asigne un administrador concursal. 

Volumen de la deuda

Reconocida en el sector, el principal problema de Isidro de la Cal radica en su deuda millonaria cuya cuantía, a día de hoy, es una incógnita. La dirección del grupo indica que la deuda bancaria ronda los 27 millones de euros, aunque los sindicatos creen que el pasivo de todo el grupo es superior y es que hay que tener en cuenta que la empresa cuenta con más acreedores. La Xunta de Galicia es uno de ellos.

De hecho, en lo que se refiere a la deuda de Isidro 1952 (la nueva denominación de la compañía), a la administración autonómica le correponden 22,9 millones de euros: 12,7 en avales que, por el momento, no fueron ejecutados, y 10,2 millones en préstamos participativos otorgados a través de Xesgalicia. La deuda viene de lejos ya que la mayoría de los préstamos fueron ya otorgados en la etapa del bipartito al frente del Gobierno gallego, siendo tres millones concedidos ya por el Ejecutivo de Alberto Núñez Feijóo en 2009.

Los requisitos de la Xunta

La plantilla tiene la esperanza puesta en la intermediación de la Xunta. Según indican fuentes del Gobierno gallego, este mantiene «un diálogo permanente con el comité de empresa». «Siempre se le ha trasladado que pondrá a disposición del proceso los mecanismos de financiación con los que cuenta. Siempre, eso sí, que se garantice la viabilidad del proyecto y el mantenimiento del empleo», apuntan.

«Creemos que la empresa es viable, el principal problema es la deuda», indican desde la representación de la plantilla, que recuerdan que la compañía ya estuvo en el radar del fondo Sherpa. La venta anunciada al actual propietario de Feca-Neón, Carlos García Martín, quedó en agua de borrajas. Si bien el empresario llegó a reunirse con la plantilla y a hacer declaraciones públicas sobre el futuro de la compañía de transformación alimentaria, la pasada semana, la dirección de Pablo García-Gascó anunció a los trabajadores que el acuerdo quedaba revocado al no cumplirse parte de los pactos alcanzados. En el año 2003, y según publicó este medio, García Martín fue condenado por la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña a una pena de prisión de cuatro años y seis meses por un delito continuado de estafa, «siendo de especial gravedad el valor de lo defraudado«, según la sentencia, y por un delito continuado de falsedad en documento mercantil. Además, La Opinión de A Coruña publicó declaraciones de empleados de Feca-Neón y Óptica Galega (otro de sus negocios) que aseguraban llevar varios meses sin cobrar.

 

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