Inditex financia campañas contra el trabajo esclavo en India

Los sindicatos piden a la multinacional que certifique que sus proveedores no utlizan niñas para abastecerse de materia prima

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Sumangali o «mujer felizmente casada». Esa es la amable palabra que esconde el reclutamiento de niñas y adolescentes para trabajar en regimen de casi esclavitud, abasteciendo de materia prima a la industria textil que conforma la red de proveedores de algunas de las compañías más importantes del planeta.

El concepto, como la práctica, no es nuevo. Saltó a la luz hace años con petición expresa a compañías como Gap, Primark, Nike, Abercrombie, Mango, Cortefiel y muchas otras que extienden su cadena de suministro hasta el país, para que pusiesen bajo lupa a sus proveedores ante el riesgo de que cayesen en casos de explotación infantil.

Consiste, básicamente, en reclutar niñas o preadolescentes para someterlas a jornadas de trabajo maratonianas a cambio de un sueldo mísero, bajo la excusa de reservar para su dote una parte del mismo, eso sí, tras tres años de un abusivo contrato de aprendizaje.

Alerta en la visita a Bangalore

El Sumangali saltó de nuevo a escena durante la visita que miembros del departamento de RSC de Inditex y sindicalistas hicieron a cuatro fábricas que cosen para la multinacional, en Delhi y Bangalore, visita que este domingo relató este medio a través del informe realizado por Isidor Boix y Víctor Garrido (CC.OO.).

Los dueños de las dos fábricas de la zona del Sur, en el entorno de Bangalore, explicaron a los visitantes que compraban tejido de algodón a hilaturas indias conocidas como conocidas como pinningmills, particularmente de la región de Bombay.

Es esta una región donde la práctica de las ‘niñas esclavas’ es generalizada, si bien, los dueños «afirmaron que no se practica en sus fábricas proveedoras y que ellos así lo comprobaban», según relata el informe.

Imposible de vigilar

Inditex impulsa desde hace tiempo campañas contra el sumangali, apoyando a varias ONG como SAVE o ETI (Ethical Trading Initiative) en India orientadas esencialmente a informar de lo negativo de la práctica. Pero ni compañía ni organizaciones son capaces de controlar al 100% las contrataciones. 

Por ello, los sindicalistas encendieron las alarmas al comprobar que proveedores de la multinacional adquirían producto a intermediarios de zonas donde está extendido el siniestro modelo de contratación.

Las propias organizaciones explican que es casi imposible supervisar la plantilla de las tejedurías que manejan el algodón indio. «Se manipula en hilaturas y tejedurías de todo el mundo que trabajan con materia prima de muchos países, lo que diluye el posible control del algodón presumiblemente hilado y tejido con la práctica del Sumangali».

Las ETT indias

A esta dificultad se suma la actividad de los contractors, intermediarios que funcionan de una manera similar a las ETT españolas: contratan y pagan a los trabajadores a cambio de un 5% del salario, e incluso instalan sus oficinas en frente de las fábricas.

Varios centros que producen para Inditex, así como Mango, Cortefiel, GAP, Primark o H&M, utilizan contractors. La multinacional, tras una auditoría, obligó a uno de sus proveedores a reducir el peso de esta figura, que antes se encargaba del 50% de la plantilla. Su papel quedó reducido al personal eventual para momentos de excesiva carga de trabajo.

Las niñas del tsunami

Pero los contractors también son figuras que reclutan a niñas, adolescentes y jóvenes mujeres, en general de las castas inferiores, como mano de obra.

Relata el informe de manera ilustrativa que una de las zonas de reclutamiento es la de Nagopattanan por su mayor vulnerabilidad, ya que se trata de una de las regiones más afectadas por el tsunami del año 2004.

Iniciativa sindical

La complejidad del problema del Sumangali y el riesgo que para la propia Inditex comporta, ha llevado a los sindicatos a lanzar una propuesta:

«Que Inditex se implique directamente en la comprobación de que éste no es el caso de las fábricas que suministran el tejido a sus proveedores, para, una vez comprobado, darle la mayor publicidad positiva para tales spinningmills (los proveedores de las fábricas)».

Los cuatro objetivos

A diferencia de la mayoría de multinacionales textiles, Inditex ha suscrito –al igual que H&M, aunque esta más tarde– un Acuerdo Marco Global con IndustriALL Global Union que facilita el proceso de sindicación en toda su cadena de producción.

Los sindicatos han decidio que en este 2016 se volverá a India con cuatro objetivos básicos a evaluar:

1. El fenómeno de la contratación a través de contractors, lo que tiene además una particular aplicación en el Sumangali

2. Los hostels, cadenas de hospedaje muchas veces en condiciones deplorables y gestionadas por los propios contractors

3. El trabajo domiciliario como último eslabón de las cadenas de producción

4. La particular incidencia de las ONGs en los Comités de «prevención del acoso sexual» de las empresas

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