Inditex captura los edificios históricos de las ciudades

El grupo textil consolida la utilización de edificios emblemáticos para sus tiendas insignia en España. El nuevo Massimo Dutti en Barcelona es el último ejemplo

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Girar la calle y encontrarse con un edificio histórico, tallado en piedra centenaria, pero con unas letras luminosas que llaman la atención del paseante. La escena, para acabar de describirla, acontece por lo general en una avenida de postín, vías en las que las grandes marcas pelean a empujones para hacerse un hueco y en donde Inditex se ha asegurado un sitio preferencial.

Además de la mejor ubicación, el grupo que preside Pablo Isla quiere el envoltorio más atrayente para el consumidor. Aunque para ello tenga que realizar reformas millonarias en inmuebles, en ocasiones, no edificados inicialmente para un fin comercial.

El antiguo Vinçon

La multinacional gallega ha acelerado en los últimos tiempos su asalto al patrimonio urbano de las grandes ciudades de España. El último ejemplo vio la luz la semana pasada en Barcelona, con la apertura de la nueva tienda insignia (flagship store, según la denominación inglesa) de Massimo Dutti, marca clave en el imperio Inditex.

Este nuevo local ocupa la Casa Ramon Casas, un edificio modernista del siglo XIX asociado desde hace setenta años a la empresa de artículos de diseño Vinçon, propiedad de la familia Amat. Si la exclusiva marca catalana utilizaba hasta junio pasado las plantas inferiores, Inditex ha doblado la apuesta rehabilitando la totalidad del edificio. Más de 2.000 metros cuadrados de superficie comercial, que incluyen la reapertura de un antiguo patio interior y el estudio artístico original del pintor Ramon Casas.

Zaras en A Coruña y Madrid

La lista de actuaciones similares en otras urbes españolas es amplia. El 1 de septiembre Zara estrenó en el centro de A Coruña, con la presencia de los nombres que hoy mandan en el grupo, una macro-tienda de más de 5.000 metros cuadrados, que incluye también oficinas del grupo textil.

En la construcción de este complejo se tocaron hasta cuatro inmuebles –dentro de ellos se descubrieron restos de una antigua muralla del XVIII–, fachadas históricas y galerías blancas de ventanales al exterior, típicas de los inmuebles señoriales de la ciudad gallega.

Algunos meses antes, en la primavera de 2014, Inditex abrió en pleno barrio de Salamanca de Madrid uno de sus proyectos de más peso en España. Antes de empezar a hacer caja, el Zara de Serrano 23 pasó por una reforma de más de un año para habilitar un edificio de principios del siglo XX, con una fachada protegida dentro del conjunto histórico público de la Villa de Madrid.

Coste de las reformas

Reacios a dar cifras sobre sus inversiones, desde Inditex no facilitan el coste de este tipo de actuaciones que, al tratarse de inmuebles históricos, han de contar antes con el visto bueno de las autoridades de urbanismo municipales.

Para estas reformas, la multinacional con sede en Arteixo (A Coruña) cuenta con el trabajo de sus arquitectos en plantilla, asociados a cada una de las marcas del grupo, y con estudios externos que ya son clientes habituales de Inditex –el de la coruñesa Elsa Urquijo, socia de confianza de Amancio Ortega, llevó el peso de los trabajos en la calle Serrano y en el macro-zara de A Coruña.

Ciudades medianas

Con todo, esta estrategia de crecimiento no se limita a la milla de oro de las grandes urbes españolas. En los últimos años, los tentáculos de la Inditex más histórica también han llegado a ciudades de tamaño medio. En varios casos firmando rentas de alquiler –excepto en casos puntuales, esta sigue siendo la fórmula preferida del grupo—en inmuebles estrechamente vinculados a la cultura urbana del último medio siglo, como el antiguo Cine Capitolio en Elche (Alicante) o el Teatro Losada en Ourense, ambos convertidos ahora en un Zara.

Un mayor impacto, dada la envergadura y el concepto de tienda, tuvo la apertura en 2005 de una tienda de Inditex en la iglesia del antiguo convento San Antonio el Real, en Salamanca. En este inmueble declarado Bien de Interés Cultural funciona a día de hoy un Zara de cuatro plantas en donde se mezclan perchas y probadores con arcos y bóvedas de hace cuatro siglos.

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