Guerra laboral en la nueva planta de Megasa por el recorte de salarios

Los trabajadores de la antigua fábrica de ArcelorMittal en Zaragoza, comprada por los Freire en 2016, realizan paros masivos tras perder un 40% de su salario

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El aterrizaje tranquilo de la familia Freire en Zaragoza, con la compra de la antigua planta de ArcelorMittal, se ha convertido en un conflicto laboral de alta intensidad año y medio después de cerrarse la operación. Los trabajadores, una plantilla de unos 270 empleados, llevan desde el 12 de enero convocando paros parciales en la fábrica tras encallar la negociación que debía fijar las condiciones laborales en el complejo siderúrgico.

Las protestas están castigando duramente a la acería, pues apenas puede funcionar a la mitad de su capacidad, pero la presión no parece afectar a la directiva de Megasa, que sigue empeñada en un severo ajuste salarial y amenaza con denunciar al comité de empresa por huelga abusiva.

Megasa amenaza con denunciar al comité de empresa por huelga abusiva, según los sindicatos

La comitiva de la siderúrgica gallega en la negociación está liderada por Eduardo Piñera, responsable de recursos humanos. Los sindicatos aseguran no haber tenido en este año y medio contacto alguno con la familia Freire, discreta en todas las latitudes, ya sea en Galicia o en Zaragoza.

Trabajar más horas y cobrar menos

El conflicto, que atraviesa ahora una de las etapas de mayor tensión y sobre el que ya se ha pronunciado el Gobierno de Zaragoza en Común al mostrar su apoyo a los trabajadores, viene de lejos. Comenzó a gestarse en la negociación del pacto laboral que arrancó el 29 de septiembre del año pasado.

La postura de Megasa en las conversaciones fue la misma que la de Pedro Solbes ante la crisis: trabajar más y cobrar menos. Según explica el secretario del comité de empresa, Francisco Abad, la dirección les transmitió que sus sueldos estaban por encima de “lo normal” en el sector.

 

 

La dirección propuso una rebaja del 20%, es decir, garantizaba el 80% del salario, dejando otro 15% por objetivos vinculados a la producción de la fábrica. Tras dos meses de tira y afloja, los sindicatos propusieron rebajar un 8% el salario y aceptaron un incremento de jornada, otra de las peticiones de los Freire. Pero Megasa lo consideró insuficiente.

El atasco del diálogo acabó de la peor manera, pues los trabajadores terminaron bajo el marco del convenio provincial del metal. Esto supone, explica Abad, que pierden entre “el 40% y el 50%” del salario que tenían, si no consiguen aumentar su remuneración por determinados incentivos.

Las protestas continuarán

Tampoco el escenario parece cómodo para Megasa, pues las huelgas parciales están teniendo un alto seguimiento, prácticamente el “100% de los operarios de producción y de los mandos intermedios”, según explica el comité de empresa. Solo en oficinas y los llamados cascos azules, jefes de sección, se han mantenido al margen de los paros.

Los sindicatos valoran ahora si endurecer las protestas, que continuarán durante los próximos días. Por el momento han pasado de la fábrica a las calles, con una concentración en la Plaza de España. La situación está tan enconada que la compañía, explica Abad, ha amenazado con denunciarlos por huelga abusiva.

Los números de los Freire siguen al alza

La planta de Megasa en Zaragoza está formada por una acería, que ha incrementado un 20% su producción en el último año, y dos trenes de laminación. Los Freire sorprendieron con la adquisición de la fábrica en el verano de 2016. No tanto porque se presuman problemas de liquidez en una de las familias gallegas de Forbes, sino porque venían de aplicar un severo recorte en la siderúrgica de Narón, sede del grupo, debido a los problemas de competitividad derivados de los costes energéticos y a la entrada de producto asiático en el mercado europeo a bajo precio.

Los Freire mantuvieron a los antiguos responsables de la planta, pero despidieron a una veintena de cargos intermedios

La llegada de los nuevos dueños provocó importantes cambios en la planta de Zaragoza, pese a mantenerse el equipo directivo. Además de la modificación de las condiciones de la plantilla, que ha generado el actual conflicto, los Freire han despedido a cerca de una veintena de mandos intermedios, según denuncian los sindicatos, y ha acometido un plan de inversiones para renovar el complejo. 

Megasa ha evolucionado de manera positiva en los últimos años. Mientras avanza el proceso de sucesión, con Inés y Lucía Freire, las hijas de José Enrique Freire Arteta, tomando cada vez más protagonismo dentro del grupo, los números cuadran para Metalúrgica Galaica, el brazo comercializador, que repartió 15 millones en dividendos en 2016. El receptor último es Bipadosa, el holding domiciliado en Madrid, donde convergen los distintos vehículos inversores de la familia. 

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