Hércules de Armamento suma y sigue: también debe dinero a sus trabajadores

El director, Ramón Mejuto, reconoce que adeuda nóminas a sus empleados y que la mayoría están contratados a media jornada y "algunos, alguna menos"

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Hércules de Armamento realizó este lunes una puesta en escena de primer nivel. Su director, Ramón Mejuto, flanqueado por varios directivos de la empresa y un buen número de trabajadores de la factoría coruñesa, compareció ante los medios para denunciar la «persecución despiadada» a la que se ve sometida la concesionaria de las instalaciones de la antigua Fábrica de Armas.

El apoyo por parte de alguno de sus empleados tiene un valor especial, ya que la empresa adeuda a varios de ellos el pago de sus nóminas, como reconoció el propio Mejuto. Las condiciones contractuales tampoco son las idóneas pero cumplen con el compromiso adquirido con Defensa en la concesión, que es el de contar con 155 trabajadores con contratos indefinidos al final del primer año.

La cuestión es que únicamente 49 tienen contrato a jornada completa. El resto están a media jornada «y alguno, algunas menos», apuntaba el director al ser preguntado por la existencia de contratos de dos horas. «Lo que no puedo hacer es estrangular la sociedad en aras de contratos que la carga de trabajo ahora mismo no soporta», justificaba.

Sin armamento

La pérdida de la autorización para fabricar armas, que desde la empresa califican como una decisión propia y no como una actuación de Defensa tras la marcha de la firma encargada de la seguridad por impago, ha obligado a Hércules de Armamento a recolocar en otros departamentos a parte de su personal. En cualquier caso, esperan contratar «lo antes posible» a una nueva empresa de seguridad que les permita retomar esta línea de negocio. Mientras tanto, son los trabajadores los que se encargan de controlar los accesos a las instalaciones. «No somos una empresa de vigilancia, sólo estamos haciendo de porteros», aclara Mejuto.

Defensa ha abierto un expediente ante esta situación que podría acarrear la pérdida definitiva del permiso para fabricar armas y, de acuerdo con los pliegos de la adjudicación, de la propia concesión. Sobre esta cuestión, el director de Hércules de Armamento reconoce estar «tranquilo» ya que no ve riesgo alguno de que esto pueda suceder.

Inversión

La falta de liquidez ha sumido a la empresa en una difícil situación. Aunque su máximo dirigente asegure que no han llegado a cortar la luz por impago, sino por un «problema administrativo» entre el banco y la empresa suministradora, lo cierto es que el dinero no llega ni para hacer frente a los salarios. Por este motivo buscan inversores que apuesten por su proyecto.

En la actualidad están negociando con dos, aunque Mejuto apunta que podrían haber sido más de no ser por el daño que le causan «los de la caseta», en alusión a los extrabajadores y miembros del comité de empresa de la antigua Fábrica de Armas.

Él asegura haber arriesgado todo su patrimonio «para que haya tejido industrial en la ciudad», pero no aclara el retorno que genera dicha actividad. No aporta cifras de facturación ni tampoco de inversión, capítulo para el que se comprometió a destinar 4,8 millones de euros en los próximos cuatro años. Sólo pide que les dejen trabajar, «así podríamos llegar a los 12, 16 o 20 millones», concluyó.

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