Hércules de Armamento incumple su compromiso con Defensa

El lunes se agota el plazo fijado por la empresa para cubrir los 155 puestos de trabajo indefinidos, dar entrada a un nuevo socio y certificar los compromisos comerciales

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A Hércules de Armamento se le agota su propio plazo… y las excusas. Ya no tiene cómo justificar más demoras en el cumplimiento de los compromisos que adquirió hace un año con el Ministerio de Defensa para hacerse con la concesión de la antigua Fábrica de Armas de A Coruña.

En su proyecto, que fue el que mayor puntuación obtuvo en parte por esos compromisos, aseguraba que en el primer año de actividad estarían trabajando 155 personas, entre ellas los empleados de la antigua factoría de General Dynamics. El último dato que facilitó, indicaba que la plantilla estaba formada por 63 personas, a las que habría que sumar los 15 miembros del servicio de seguridad de las instalaciones. Los que faltan hasta completar la cifra comprometida «han sido ya notificados para que su ingreso definitivo se efectúe el próximo día 26 de octubre», apuntaban desde Hércules de Armamento,.

Promesas incumplidas

Es la tercera vez que la empresa afirma categóricamente que cumplirá. Está por ver si también la tercera que lo incumple. De momento lleva dos. La primera fue en septiembre, cuando se cumplió el año de la adjudicación. Se escudaron entonces en que el acta de recepción definitiva de las instalaciones no se firmó hasta el 17 de octubre y que, por tanto, el plazo era mayor. No obstante, en un alarde de poderío, aseguraron que el 10 de octubre, siete días antes de la fecha límite, estarían trabajando las 155 personas. Llegó el día y faltaban más de la mitad.

Al parecer, según explicaron en un comunicado, el retraso en la incorporación de los nuevos empleados se debió a «un ajuste de producción» en una de las líneas vinculadas al sector energético que dará carga de trabajo a 35 empleados por turno. Una vez dentro, con su perceptivo contrato fijo, tal y como estipula el documento remitido por Hércules de Armamento a Defensa, los trabajadores deberán mantener su puesto durante al menos tres años. Otro plazo más que tendrá que respetar.

Futuro en el aire

Al margen de los puestos de trabajo, hay otros aspectos recogidos en el documento que tampoco se están cumpliendo. Entre las obligaciones de la concesionaria figuraban las de contar con un proyecto sólido, un plan económico solvente y un socio conocedor del sector. Respecto a esta última cuestión, lejos de incorporar a un empresario o grupo empresarial con experiencia en la materia, Ramón Mejuto, el máximo responsable de Hércules de Armamento, orquestó una operación acordeón para echar del capital de la firma a Juan José Gómez Rey, su socio hasta entonces.

De no cumplirse los compromisos, todo el proyecto empresarial quedaría en entredicho. Defensa tendrá que pronunciarse al respecto, ya que es a este Ministerio a quien pertenecen las instalaciones y quien otorgó la concesión a Hércules de Armamento. Quedan apenas unas horas para conocer el desenlace. El futuro de la empresa, de los puestos de trabajo y de la concesión está en el aire a expensas de que se cumpla todo lo que se prometió.

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