Hércules de Armamento incumple hasta sus propios plazos

Anunció que este viernes su plantilla estaría formada por 155 trabajadores, pero no llega ni a la mitad. Su nueva promesa es tenerlos el próximo día 26

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Ha pasado ya un año desde que el Ministerio de Defensa adjudicó las instalaciones de la antigua Fábrica de Armas a la empresa Hércules de Armamento, que fue la que mayor puntuación obtuvo en el concurso en parte gracias a sus compromisos. Sin embargo, el tiempo se agota y poco de lo que prometían se ha cumplido.

Hace tan solo quince días, la empresa contaba con una plantilla de 46 empleados y 15 miembros del personal de seguridad de las instalaciones. En su proyecto, afirmaban que al finalizar el primer año darían trabajo a 155 personas, entre ellas a los antiguos trabajadores de la factoría. El pasado día 24 de septiembre pusieron la mano en el fuego al asegurar que este viernes estaría. Se quemaron.

En plazo

En un comunicado, Hércules de Armamento reconoce que la plantilla está formada en la actualidad por 63 trabajadores, más los 15 del personal de seguridad. Los que faltan hasta llegar a los 155 prometidos «han sido ya notificados para que su ingreso definitivo se efectúe el próximo día 26». La firma atribuye este retraso a «un ajuste de producción» en una de las líneas vinculadas al setor energético y que, asegura, dará carga de trabajo a «unos 35 operarios por turno».

Asimismo, en el documento la empresa señala que el acta de recepción definitiva de las instalaciones, así como su entrega, se llevaron a cabo el 17 de octubre del año pasado. Así, aunque efectivamente el falllo de la mesa se efectuó el 10 de octubre de 2014, la Hércules de Armamento considera que «se cumple perfectamente el plazo y todos los demás conceptos y obligaciones» estipulados en el pliego de condiciones y contrato posterior con el Ministerio de Defensa.

Proyecto sin viabilidad

Desde el sindicato UGT, el presidente del antiguo comité de empresa de la Fábrica de Armas, Roberto Teijido, recuerda que algunas de las requisitos para hacerse con la concesión eran contar con un proyecto sólido, un plan económico solvente y un socio conocedor del sector. Este último aspecto no lo cumple Hércules de Armamento, que ahora controla Ramón Mejuto después de una operación acordeón para echar del capital a Juan José Gómez Rey, su socio hasta entonces. Las otras dos premisas entiende que tampoco las cumplen.

En este sentido, Teijido exige a las administraciones estatal y autonómica «que tomen cartas en el asunto», una vez constatadas las irregularidades en el proceso, los incumplimientos legales y su falta de viabilidad. De lo contrario, apunta, «acudiremos a las instituciones necesarias para buscar el amparo de las mismas», Fiscalía y Valedor do Pobo, las primeras.

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