Galicia genera un empleo neto por cada siete megavatios eólicos

Sin embargo, estos puestos de trabajo pueden no llegar a generarse ya que la falta de primas a las renovables amenaza con paralizar la construcción de parques

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La anulación de las primas a las energías renovables por parte del Gobierno y la escasa financiación está haciendo que en Galicia muchas de las empresas que recibieron megavatios en el último concurso eólico se estén pensando muy seriamente qué hacer con ellos. Algo que especialmente perjudica a las auxiliares del eólico y a los propios ayuntamientos en los que se asentarían los parques, que contaban con generar empleo con la llegada de los molinos modernos.

De hecho, según los estudios de la profesora de Economía Aplicada de la USC Rosa María Regueiro, los parques eólicos en Galicia generan un empleo neto por cada siete megavatios en la fase de mantenimiento, mientras que en el período de construcción de los parques, se crea un puesto de trabajo por megavatio.

Moratoria

Sin embargo esos puestos de trabajo pueden verse literalmente, suspendidos en el aire teniendo en cuenta que la moratoria de las primas renovables que instauró el pasado enero el ministro José Manuel Soria no es retroactiva sobre los parques ya existentes, pero afecta de lleno a los 2.325 megavatios que se adjudicaron en el último concurso eólico que hizo la Xunta de Galicia.

Haciendo una extrapolación de los datos del estudio de Regueiro podría decirse, que con la suspensión de la prima eólica, Galicia podría dejar de generar, en el peor de los casos unos 2.300 puestos de trabajo temporales –ligados a la construcción de parques– y cerca de 350 de carácter indefinido.

Y es que aunque desde el sector prefieren no hablar de las consecuencias que tendrá la anulación de primas, muchos expertos ya apuntan a que los parque eólicos comprometidos no se llegarán a construir. No sin primas.

Datos en el conjunto de España

La Asociación Eólica Española (AEE) calcula que por cada aerogenerador instalado en España, independientemente de sus megavatios, se genera un puesto de trabajo en la fase de mantenimiento. Sus cálculos hablan además de 1,2 empleos en la fase de fabricación y 1,4 empleos en la fase de construcción del parque –esta última se estima en dos años–.

Tanto la patronal eólica como los teóricos en este tipo de energía advierten de que, uno de los principales perjudicados pueden ser las empresas vinculadas a la construcción eólica. “La fabricación de un aerogenerador lleva uno o dos años. Un dato importante es que las empresas nos aseguran que no tienen ningún tipo de pedidos, lo que deja claro la situación que está pasando esta industria”, comentan desde la AEE.

La sangría comenzó antes en Galicia

Regueira, autora de A propiedade do vento (Laiovento, 2012), recuerda como en Galicia la sangría de estas empresas ya comenzó en el 2009, antes de las primas. La Xunta de Feijóo paralizó el concurso que estaba en marcha en aquel momento y que había llevado a cabo el bipartito formado por PSOE y BNG.

El profesor de la Universidad de Vigo Xavier Simón también destaca que muchas empresas auxiliares no supieron adaptarse a los rápidos cambios técnicos del sector en pocos años. “Emesa es uno de los casos más ejemplificadores. La falta de provisión propició que ciertas empresas no fueran capaces de adaptarse al sector. Los aerogeneradores de ahora ya no son los de hace unos pocos años. Hubo empresas que invirtieron todo en adecuarse para la construcción de esas infraestructuras gigantescas”.
 

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