Ferroatlántica ‘vende’ para Galicia el proyecto que descartó hace un año en Quebec

La compañía de Villar Mir consideraba entonces que la competencia de China hacía muy difícil rentabilizar una planta de silicio y aseguraba que se centraría en optimizar sus fábricas europeas

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La ofensiva de Ferroatlántica para mudar el clima social adverso en Galicia a la venta de sus centrales hidroeléctricas ha ido acompañada con promesas de fuertes inversiones en la comunidad. Entre ellas están los 16 millones en las plantas de Cee y Dumbría para asegurar la separación de la producción y el consumo de energía eléctrica; o la planta de carbón vegetal que estaría vinculada a la nueva fábrica de silicio que pretende levantar la empresa en Arteixo con una inversión de 42 millones.

No es la primera vez que la compañía de Villar Mir se plantea poner en marcha una instalación dedicada a la producción de silicio. En diciembre del año pasado renunció a un proyecto similar en Quebec, donde había anunciado una inversión superior a los 300 millones de dólares en una fábrica dedicada al silicio metálico para ferroaleaciones y para la industria fotovoltaica.

El proyecto cancelado

Aquella inversión iba a desarrollarse a orillas del río San Lorenzo, en Port-Cartier, y contaba con el respaldo del gobierno local, con el que Ferroatlántica había apalabrado condiciones ventajosas para la financiación, la tarifa eléctrica y determinados créditos fiscales, según manifestaron a los medios de comunicación las autoridades de la provincia canadiense.

El proyecto, anunciado en 2014 y de mayor envergadura a juzgar por la inversión que el porpuesto para Arteixo, se canceló oficialmente en diciembre de 2015, menos de un año antes de que Ferroatlántica anunciara una nueva planta dedicada a la producción de silicio en Arteixo.

Las razones de Ferroatlántica

La compañía emitió entonces un comunicado en el que alegaba que el desarrollo de la industria china dedicada al silicio había provocado una revisión en su estrategia, pues preveía que la oferta asiática generaría un desequilibrio en el mercado.

«Este nuevo factor obliga a Ferroatlántica a buscar nuevas oportunidades de desarrollo para complementar su estrategia de crecimiento a través de la optimización de sus infraestructuras existentes, particularmente en Europa», señalaba la empresa, expresando su voluntad de «consolidar» sus propias fábricas, antes que acometer inversiones en nuevas instalaciones.

Ferroatlántica expresaba lo «desgarrador» que le resultaba tomar la decisión de cancelar el proyecto y se comprometía a apoyar financieramente el desarrollo de infraestructuras portuarias en el territorio.

Las inversiones en Galicia

Este medio se puso en contacto con Ferroatántica el pasado miércoles para conocer cuáles eran las diferencias entre uno y otro proyecto y qué había cambiado en el mercado internacional para que ahora fuese más viable una instalación de este tipo en Arteixo. A día de hoy, no ha habido respuesta.

La planta dedicada a la producción de silicio para la industria fotovoltaica y la planta de carbón vegetal vinculada a esta, así como el resto de inversiones anunciadas por Ferroatlántica —hasta 75 millones en Galicia— están condicionadas a la venta de las centrales hidroeléctricas que despliega en el río Xallas.

Tanto los trabajadores como los distintos grupos políticos del Parlamento gallego se han pronunciado en contra de esta operación, que requeriría segregar las centrales. La Xunta también ha manifestado que, según la documentación de la que dispone, no podrá autorizar la separación del negocio hidroeléctrico de las fábricas a las que está vinculado.

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