Estrecheces en Reganosa: cuatro años sin dividendo para Xunta y Gadisa

Pese a lograr importantes beneficios, Reganosa suma cuatro años sin repartir dividendos coincidiendo con su salto internacional y los líos de su planta

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A pesar de lograr importantes beneficios, Reganosa ha puesto freno a la distribución de dividendos. La última retribución a los socios a cuenta de las ganancias de la regasificadora de Mugardos se produjo en 2014, cuando en el accionariado todavía estaban Gas Natural Fenosa, First State o Sonatrach. Todos ellos salieron de la compañía, donde han consolidado su hegemonía la Xunta y Grupo Tojeiro. El consejo decidió repartir aquel año 4 millones de euros, de los que el Gobierno gallego percibió 700.000 euros.

Fue la última vez que la Xunta, que tiene un 24,3% del capital de la regasificadora, ingresó dinero por su participación. Los cuatro años siguientes, el consejo de administración decidió destinar los beneficios a reservas y dejar sin retribución a los socios, entre ellos, la japonesa Sojitz (15%), que no ingresó nada desde su entrada en 2017.

La Xunta ingresó 5 millones en dividendos durante la crisis

El parón contrasta con los años precedentes, cuando en plena crisis económica Reganosa repartía dividendos con alegría. La planta inició su actividad en 2007 y entre 2009 y 2014 siempre retribuyó a sus socios. En ese periodo la Xunta recibió 5,15 millones, según informó el propio Gobierno gallego en un escrito dirigido al comité de empresa de la compañía.

También es llamativo el frenazo de los dividendos si se tiene en cuenta que Reganosa continuó generando beneficios. Sin ir más lejos, en 2017 la regasificadora obtuvo un resultado positivo de 13,9 millones, mientras que las ganancias ascendieron a 14,7 millones. En 2018, el holding Reganosa Holdco, constituido para la expansión de la compañía, firmó unos beneficios de 12,2 millones.

La expansión de Reganosa

Aunque en la empresa se limitan a indicar que el reparto de dividendos es una decisión del consejo de administración, donde tienen asiento la Xunta y el Grupo Tojeiro –los dueños de Gadis–, la sequía coincide con un proceso de cambio en el negocio de Reganosa. Por un lado, el impulso al proceso de internacionalización de la empresa, que ganó un concurso para operar una planta en Malta y fue finalista de otro en Grecia, perdiendo ante Enagás el contrato para gestionar 1.500 kilómetros de gasoductos.

Por otro, impulsó el proyecto del hub de GNL en el noroeste peninsular. A pesar de ello, el volumen de negocio ha evolucionado plano, situándose en los 56 millones en los últimos tres años. Los fondos propios a cierre de 2018 se situaban en los 139 millones y la empresa contaba con una provisión para el desmantelamiento de la planta de 6,2 millones (la concesión finaliza en 2042) de los 17,3 millones que prevé necesitar. 

El embrollo legal de la planta

Es precisamente el futuro de la planta otro de los aspectos que marca los últimos años de Reganosa, pues al margen del desarrollo de su negocio en medio de los cambios regulatorios, la empresa libra una batalla judicial por la legalidad de su planta. El Supremo anuló el año pasado la exención del trámite de evaluación ambiental que acordó el Gobierno en funciones de Mariano Rajoy

Aquella decisión, en realidad, pretendía solventar el problema generado previamente por otras dos sentencias de 2016 del mismo tribunal que anulaban las autorizaciones administrativas y la de construccion de la propia terminal. Aquel año, Gas Natural abandonó el accionariado y vendió su parte a la Xunta y a Tojeiro, que controlan actualmente el 85% del capital. El grupo propietario de Gadis es el accionista de control, con un 50,6%. 

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