Epifanio Campo sitúa a sus hijos al frente del negocio energético

 Jacobo y Blanca Campo, ya en primera línea directiva del grupo familiar, asumen la dirección de tres sociedades eólicas en sustitución del histórico empresario

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Epifanio Campo, eslabón destacado de una histórica saga empresarial gallega, entró en el negocio eólico de la mano de Manuel Jove y Elecnor, siguiendo una larga tradición de colaboraciones con grandes empresarios, entre los que estaría el propio Jove, socio en la eólica Gaelsa, o Manuel Añón, con quien levantó un grupo siderúrgico que acabó en su mayoría bajo el paraguas de Celsa Atlantic.

La aventura eólica de Epifanio Cambo tiene ahora una solución de continuidad en dos de sus hijos, Jacobo y Blanca, que acaban de asumir la dirección de tres sociedades, Eólicos do Morrazo, Eólicos da Mariña y Sociedad Eólica de Ourol, que hasta ahora tenían como administrador único a su padre.

Las empresas controlan parques eólicos en Ourol y Muras, con una potencia instalada de 15,6 megavatios, según el registro de la Asociación Eóliga Gallega, que no recoge instalaciones vinculadas a Eólicos do Morrazo. La empresa, en todo caso, había logrado de la Consellería de Industria una autorización para un desarrollo eólico también en Ourol.

Un proceso tranquilo y discreto

El líder del grupo familiar lleva desde mediados de 2012 abriendo el camino a sus hijos, que figuran en primera línea de numerosas empresas, incluída el principal brazo inversor, Rodonita. En la empresa entró como apoderado Jacobo hace ahora un año, aunque también forman parte del consejo de administración Blanca y María Campo Sáez.

Jacobo es apoderado de Cerámica Campo Sáez, Epifanio Campo SL, Nueva Cerámica Campo, Pretensados Campo Villalonga, Promociones Cerámicas, Refractarios Campo y Rodonita Energía. En definitiva, tiene responsabilidades en todas las áreas en las que opera el holding familiar, forjado en sus inicios remotos con actividades ligadas a la minería y la pizarra.

Otro eslabón en la cadena

Esta es la primera vez, en todo caso, que los hijos de Epifanio asumen toda la dirección en las empresas que controlaba su padre y sin que este forme parte del consejo. Blanca Campo Sáez, en realidad, ya se ocupaba de tareas de responsabilidad en las tres firmas eólicas de las que pasa a ser administradora junto a su hermano y también en Inversiones Hosteleras de Galicia, otra empresa familiar. En dichas empresas ocupó el cargo de consejera y, en algunos casos, de secretaria del consejo de administración.

En ellos parece situarse la continuidad de la saga empresarial, que en los últimas décadas ha transitado por el sector inmobiliario y, destacadamente, por el de las finanzas. Epifanio Campo era uno de los históricos accionistas de Banco Gallego que fueron laminados por la nacionalización de la entidad y su posterior venta al Sabadell. Controlaba un 11,5%, procedente de una operación articulada en los años 90 a través de Banco 21, cuando el proceso de reestructuración financiera se llevó por delante su participación y dejó sus intereses en el Gallego pendientes del juzgado.

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