Ence dispara su inversión ‘verde’ en Galicia en pleno debate sobre su futuro

La pastera compromete más de 4,5 millones para mejoras medioambientales en la planta de Pontevedra

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En el Parlamento gallego volaron panfletos que clamaban por el cierre de Ence. Los lanzó la ex presidenta de la Asociación pola Defensa da Ría, Nené González, en el debate sobre la continuidad de la pastera en la ría de Pontevedra. La compañía daba por hecho que la nueva Ley de Costas permitiría su permanencia en Lourizán, pero un asunto que pudo ser legal, ahora parece totalmente un tema político. Núñez Feijóo, consciente del brusco giro que ha tomado su Gobierno, precisó los términos del debate: Ence se queda donde está o se marcha, no hay solución intermedia a pesar de que el PP llevó en su programa un supuesto traslado de la planta.

Los trascendentales momentos que vive la pastera, previos, probablemente, a un informe favorable de la Xunta a su continuidad en Pontevedra, cogen a Ence recuperada del mal trago de la reforma energética y con varias inversiones medioambientales desatascadas. Entre ellas, la transformación de la fachada de la fábrica para mejorar su impacto ambiental y un plan de 2,1 millones para reducir emisiones a la atmósfera. Las partidas constan en la memoria de ejercicio que presentó la pastera semanas antes del viraje en la postura de la Xunta.

Menos inversión que en Asturias

Además de recordar el empleo que genera y su papel trascendental para el sector forestal gallego, que lo es, Ence ha acometido inversiones en la planta de Lourizán. Su memoria de ejercicio recoge un gasto en «mejorar la eficiencia del proceso productivo, optimizar la generación de energía eléctrica y mejorar el respeto al medio ambiente» de 11,9 millones. Aunque la ejecución de estas inversiones recogen compromisos adquiridos en ejercicios anteriores, lo cierto es que la partida aumentó sobre los 9,4 millones del año anterior. En total, 21,3 millones en dos años.

Es bastante menos de lo que se ha gastado Ence en la fábrica de Navia, la única homologable a las instalaciones gallegas después del cierre de Huelva. En la planta asturiana invirtió 30,2 millones en el mismo periodo. Hay que recordar que las inversiones en Galicia han ido a la baja debido a la incertidumbre sobre la continuidad en la ría, según anunció la propia compañía hace tiempo.

¿Qué va a pedir Feijóo?

No se sabe si Feijóo pedirá precisamente eso, inversiones, a cambio de perpetuar o ayudar a prorrogar el tiempo de la pastera en la ría. El presidente de la Xunta solo apuntó a que tendría que superar «estrictos controles medioambientales». Es decir poco, pues Ence lleva años realizando mejoras de tipo medioambiental en la fábrica y realizando sus propios controles de emisiones. Tanto es así que el consejero delegado de la compañía ya se atreve a decir que las instalaciones de la pastera son «un magnífico ejemplo de bioeconomía», como afirmaba en un reciente artículo Ignacio Colmenares.

La memoria de Ence recoge una inversión de 1,1 millones en 2014 destinadas a la eficiencia energética, la eliminación del impacto oloroso y el efluente de vertido. Explica la compañía que la tasa de emisión de olor se ha reducido un 61% respecto al último estudio realizado en 2012.

El discurso verde se impone por millones

La compañía que preside Juan Luis Arregui puso en marcha en 2014 un plan de «fiabilidad medioambiental» dotado con 2,1 millones y que tiene como objetivo «evitar los impactos de emisiones atmosféricas que pudieran producirse en la caldera de recuperación en caso de incidencias».

En el horizonte cercano está también la reforma arquitectónica para mejorar la integración visual con el entorno, que va de la mano con la reducción de las emisiones de vapor, que generan un fuerte impacto visual retratado en miles de fotografías. La nueva fachada, que podría comenzarse este año, requerirá otra inversión de 5 millones.

Estos son los planes de Ence para Pontevedra, además de seguir produciendo celulosa. Meses antes de que el debate sobre su continuidad llegase al Parlamento, la compañía comprometió 4,5 millones para mejoras medioambientales en la fábrica, una inversión cuatro veces superior a la realizada en 2014.  

El centro productivo de Lourizán está en horas bajas de rentabilidad. La fábrica pontevedresa alcanzó una cifra de negocio de 203 millones en 2014, 26 millones menos que el año anterior, y acabó el curso con un resultado de explotación negativo de 13,7 millones, frente a los beneficios de explotación de 5,3 millones del año anterior.

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