Empresas gallegas entran en el nuevo programa de submarinos de la Armada

Trabajan a las órdenes de Navantia Cartagena en un equipo multidisciplinar integrado por gigantes como Lockheed, Boeing y Babcock

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Subcontratistas gallegos se han alistado en el nuevo programa de construcción de submarinos del Ministerio de Defensa de la mano de Navantia Cartagena, en cuyas instalaciones se construyen los prototipos de la serie de sumergibles S-80, cuya primera unidad estará presumiblemente operativa en 2018.

Debido a la complejidad de los equipos de propulsión, navegación y sistemas de armamento militar, el proyecto ha aglutinado a la upper class del sector naval mundial al calor de los cerca de 3.000 millones de euros que costará la modernización de lo que los militares denominan el arma submarina española.

Salto tecnológico

El salto tecnológico que quiere realizar el Ministerio de Defensa desde los antiguos sumergibles de la clase Galerna, aún en activo después de más de 30 años de servicio, ha facilitado un pequeño hueco comercial a proveedores gallegos como P. T., Baliño o Ganain, según fuentes del sector gallego de construcción naval.

El Ministerio de Defensa confirmó a Economía Digital la contratación a la firma gallega Peter Taboada de plantas desalinizadoras para que los futuros sumergibles puedan potabilizar el agua marina para el consumo a bordo de la tripulación. Defensa matizó que las contrataciones no son directas, sino que son a través de Navantia Cartagena, la contratista principal por encargo directo de la Armada. Defensa sólo valida la idoneidad de los contratos.

Misiles y torpedos

La participación de las subcontratistas gallegas es más modesta en comparación con la de alguno de los gigantes del sector naval mundial inmersos en este ambicioso plan. Entre los grandes de la industria internacional con los que colaboran las empresas gallegas, figuran Lockheed, que desarrolla el sistema de combate y de equipos de navegación de las naves; Babcock, que trabaja en el sistema de torpedos, o Boeing, al mando de los silos de los misiles antibuque. 

Entre las compañías españolas participantes en el programa de la Armada, destacan Gamesa, Indra y Abengoa, esta última encargada de un revolucionario sistema de propulsión que permitirá una navegación más silenciosa y prolongada que la mayoría de los sumergibles europeos. El casco de las naves está diseñado y construido por Navantia.

Daños colaterales

Esta primera fase ya dio lugar a importantes demoras en la secuencia de entrega de las naves, puesto que un error del diseño estructural retrasará la operatividad de la primera unidad (que, en realidad, es la segunda de la serie prevista de los cuatrillizos) casi cuatro años más tarde de lo previsto. Fuentes de Defensa declinaron explicar a este medio si este frenazo ha supuesto también daños colaterales para las empresas proveedoras.

La clase S-80 es un tipo de submarino de 71 metros de eslora, cuya versatilidad le permitirá proyectar su poder naval sobre operaciones terrestres, el combate naval en superficie, aumentar la protección de fuerzas desembarcadas, asegurar las labores de vigilancia de los océanos y las costas y garantizar la protección avanzada de un contingente naval, según figura en la memoria de construcción.

Mando de la OTAN

Es previsible, tal y como ocurre en la actualidad, que en el futuro alguno de estos nuevos submarinos en construcción formen parte de las misiones y maniobras que realiza España en el seno del mando conjunto de la OTAN en el océano Atlántico y en el mar Mediterráneo.

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