El presidente de Sargadelos compra un 10% de Cerámicas do Castro en pleno concurso

Segismundo García se hace fuerte en el grupo, cuya supervivencia está en manos de los tribunales por las demandas entre socios

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El presente de Sargadelos tiene tanto de novelesco como su historia. Los ilustrados, los nobles, los galeguistas y artistas de vanguardia metidos a empresarios quedan ahora tapados en un polvorín de números rojos y disputas entre socios.

El actual presidente, Segismundo García, había abandonado la gestión de Sargadelos y Cerámicas do Castro para luego denunciar al consejo por desviar dinero de las fábricas al Instituto Galego de Información (IGI), actualmente en liquidación. Ahora, regresó al puesto de máxima responsabilidad apoyado por una de las familias a las que demandó.

Con el grupo en concurso de acreedores, los herederos de Isaac Díaz Pardo, el emblema más reciente de que Sargadelos es algo más que una cuenta de resultados, pusieron en jaque la supervivencia de la firma con una demanda de seis millones de euros que la compañía, de perder en los tribunales, no podría afrontar.

Y mientras los socios ajustan cuentas, la empresa debe sacar adelante un convenio para salir de la supensión de pagos y garantizar su supervivencia tras despedir a 70 trabajadores, prácticamente, el 40% de la plantilla.

Los Vázquez venden, García compra

Este es el extraño escenario en el que el presidente de Sargadelos, Segismundo García, ha comenzado a adquirir paquetes de acciones de Cerámicas do Castro, el centro de Sada. Según fuentes empresariales, su participación se ha elevado desde el 20% que poseía en 2013 hasta superar el 30% del capital de la sociedad. Todos los títulos habrían sido adquiridos a la familia Vázquez, los otros socios de referencia junto a los hijos de Díaz Pardo, Xosé y Camilo, que controlan en torno al 30% de la empresa.

Los Vázquez son descendientes de antiguos trabajadores de la fábrica a los que Díaz Pardo premió con acciones. Formaban parte del consejo al que demandó Segismundo García, pero han acabado formando con el empresario una tácita alianza para apoyarlo en su ascenso a la presidencia, lo que dejó a los Díaz Arias en un segundo plano.

Fuentes del consejo descartaban este viernes que el presidente tenga intención de hacerse con más del 50% del capital, lo que equivaldría a controlar la empresa. El resto del accionariado está formado por minoritarios y por el Laboratorio de Formas, que ostenta algo más del 15% del capital.

Pendientes de los tribunales

Estos movimientos se producen cuando el futuro de Sargadelos está en el aire. Según fuentes empresariales, la facturación del grupo, que cayó casi un 40% durante la crisis, se ha recuperado y, tras el ajuste y los despidos, la empresa parece viable. Al menos, sobre el papel. Pero en el fondo, su supervivencia se juega en los tribunales.

En primer término, por la triple demanda interpuesta por Xosé, Camilo y su hermano Rosendo por los derechos de propiedad intelectual heredados de su padre y el incumplimiento de convenios con sociedades participadas como el Seminario de Sargadelos. La reclamación, de algo más de 6 millones, es imposible de asumir para un grupo que supendió pagos con una deuda de 7 millones.

Pero no es el único frente abierto. El ERE aplicado por la sociedad para 70 trabajadores , 29 de Cerámicas do Castro en Sada y 41 de Cerámicas de Sarcadelos en Cervo (Lugo), todavía colea en los tribunales, después de que los sindicatos presentaran recurso contra la última sentencia del TSXG, que avaló los despidos.

Cualquier infortunio judicial pondría contra las cuerdas a la histórica empresa. 

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