El presidente de Barreras ata en México los cabos del multicontrato con Pemex

García Costas se entrevista con la dirección de la petrolera para cerrar entregas, pagos y su propio futuro al frente del astillero

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Hacer un viaje de casi 9.000 kilómetros para estar tan solo unas horas bien merece la pena si se trata de dejar atado el multicontrato que vinculará al astillero HJ Barreras con la petrolera mexicana Permex para los próximos años. El presidente de la firma gallega, José García Costas, se encuentraba este jueves en México DF para atar con directivos de la empresa que dirige Emilio Lozoya, los numerosos cabos sueltos del proyecto de contratación de varios buques de carga y un atunero, así como para ultimar las formas de pago de los barcos y los calendarios de entrega.

García Costas también tiene que decidir en este viaje, del que regresará este fin de semana, cuál será su posición en el consejo de administración, del que era presidente hasta hace unas semanas, hasta que el astillero fue adquirido por una filial de Pemex por una valor estimado de 5,1 millones de euros. En este sentido, la cuestión se simplificaría de un plumazo dejando su puesto de presidente a un apoderado de la mexicana, por ser su participación mayoritaria con el 51%, pero no se descarta que el empresario vigués, por su conocimiento de la empresa y del sector de construcción naval, prosiga en su labor hasta que el astillero ruede con las primeras construcciones que Pemex ha decidido encargarle.

300 millones

Fuentes del consejo de administración aseguraron a Economía Digital que la meteórica visita es de suma importancia en este momento del proceso, puesto que debe decidirse el calendario de construcciones de los buques pedidos, la secuencia de la forma de pago –el importe total de la operación por cinco barcos, un atunero, un buque abastecedor y tres buques-tanque alcanza los 300 millones de euros— y, finalmente, si el número uno actual de HJ Barreras seguirá llevando las riendas. Al parecer, este es el deseo tanto de la Xunta de Galicia como de la plantilla de trabajadores del astillero.

La delegación del astillero permanecía este jueves en la sede central de Pemex, en México DF, en el interior de la flamante torre ejecutiva propiedad de la petrolera, que constituye uno de los iconos arquitectónicos del centro de la ciudad norteamericana. Está previsto que las reuniones de trabajo concluyan este viernes. A su llegada a Vigo se sabrá el contenido de las conversaciones y si se mantiene el proyecto en las mismas condiciones de las que se ha hablado en las últimas semanas. Cinco buques en una primera fase a corto y medio plazo, con un coste global de 300 millones de euros, y otros cuatro más (entre ellos, el flotel –buque hotel– pendiente de adjudicación por la petrolera) a más largo plazo.

Colaboración tecnológica

La cuarta petrolera mundial habría acertado en su meditada decisión de adquirir Barreras a bajo precio (ahora el contrato de compraventa se sitúa en 5,1 millones, mientras que su segunda privatización, en 1998, fue por un importe de 750 millones de las antiguas pesetas) si su plan fuese construir sus naves en Galicia y recomendar a sus propios socios o clientes que lo hagan, ya que el astillero vigués está capacitado tecnológicamemnte para ello. La petrolera también estaría interesada en que el astillero compartiese su potencial tecnológico para ir trasladando trabajos hasta sus instalaciones americanas. Este aspecto forma parte natural de los contrato de estas características, que en la mayoría de los casos encierran un gran impacto económico y de larga andadura.

Pemex precisa los conocimientos que posee Barreras (que llegó a construir dos plataformas petrolíferas en los años 70) y su compra ha sido también una forma de garantizarse las transferencia tecnológica para buques de estas dimensiones y dificultades constructivas.

Para Barreras, por su parte, la alianza tecnológica que persigue en segundo plano Pemex, se traduce en una cartera de pedidos de gran volumen, similar a la que manejaba antes de su hundimiento en el año 2011. Esta nueva situación dista mucho del concurso de acreedores y gradas vacías que han marcado el último año y medio de este emblemático astillero vigués. Además, la nueva andadura de la factoría de construcción naval supondrá por añadidura un cambio de rumbo para gran parte de la industria auxiliar gallega dependiente del naval, en estado comatoso desde hace dos años a raíz de la anulación por parte de la Comisión Europea del llamado tax lease para la financiación de buques en España.

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