El Popular-Pastor cortó la financiación a Viriato y precipitó la crisis

El banco fue uno de los que más impulsó a la textil de Ordes, pero acabó restringiendo las líneas de pago a proveedores; ahora es el principal acreedor, con cerca de dos millones atrapados; la deuda con Hacienda, Xunta y Seguridad Social roza los 2,3 millones

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El año y medio de pelea que lleva Viriato para intentar salir a flote y relanzar su plan de negocio ha acabado en liquidación. La batalla arrancó en 2015, con un ERE para 40 empleados y una inyección de liquidez por parte de Xunta y Banco Popular-Pastor. La empresa renovó sus altos cargos y lanzó una nueva estrategia para ampliar mercado con nuevos productos en su portafolio que le permitiesen llegar también a un público joven.

Las tensiones de tesorería, fundamentalmente los problemas de liquidez, y algunos tropiezos de tipo coyuntural –un último trimestre del año pasado excesivamente cálido— y estratégico —productos que no tenía la calidad óptima procedentes de talleres externos en Portugal— echaron por tierra el proyecto, que terminó de naufragar cuando el Popular-Pastor cortó las líneas de crédito a proveedores –-confirming— «de manera unilateral» y a través de burofax, según la empresa, a lo que se sumó la no renovación de las coberturas para la compra de materias primas por parte de las aseguradoras.

La dirección se planteó externalizar  

La falta de liquidez, a pesar de que los socios inyectaron 1,5 millones en el segundo trimestre de este año, trajo aparejadas dificultades en la entrega de pedidos a los clientes y, finalmente, la pérdida de los mismos. En pleno concurso de acreedores, El Corte Inglés, que absorbía el 40% de la producción de Viriato, comunicó a la empresa que no compraría producto para la próxima campaña. En la actual, la sociedad solo había podido entregar el 20% del pedido.

Esa fue la puntilla a Viriato, empresa fundada en 1959, referente en la comarca de Ordes. La dirección, encabezada por Alejandro Ríos, hijo del empresario Francisco Ríos Seoane, trabajaba en un nuevo plan para resucitar la empresa, que pasaría por externalizar la producción para competir en costes y conservar la marca, pero acabó optando por ir directamente a la liquidación tras la retirada de El Corte Inglés. El cierre de Viriato afecta a 109 trabajadores de la fábrica de Ordes y a una decena en tiendas.

Los acreedores

La compañía llega a la liquidación con un pasivo que ronda los 10 millones. La lista de acreedores comienza por el Popular-Pastor, con unos dos millones atrapados, de los 3,5 que adeuda la empresa a entidades financieras.

La Xunta también tiene pendiente de recuperar el préstamo de un millón de euros que inyectó a través de Xesgalicia. Agencia Tributaria y Seguridad Social tienen atrapados en torno a 1,3 milllones entre las dos.

El resto de los diez millones se dividen en una deuda con proveedores de 1,9 millones y con la plantilla de 1,6 millones. En esta última se incluyen algunos de los pagos comprometidos con las trabajadoras que estuvieron afectadas por el ERE en 2015.

Fábrica y marca

Finalmente, los socios tienen atrapados 2,3 millones que dan ya prácticamente por perdidos. Alejandro Ríos se ha comprometido a colaborar en todo lo necesario para que la liquidación sea lo más rápida posible. Los principales activos de la empresa son la fábrica de Ordes y la propia marca, que mostró una muy buena penetración en el mercado español y también en alguno foráneo, como Italia.

En un comunicado, transmitió que la liquidación fue una «decisión difícil de tomar por el compromiso que siempre han tenido y demostrado los accionistas con el pueblo y la comarca de Ordes, conocedores del perjuicio que generará en los trabajadores, talleres externos de la comarca, agentes comerciales, distribuidores, proveedores, clientes y todos con los que la empresa ha tenido un vínculo comercial».

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