El Papa era portero de discoteca

El Pontífice asegura que las charlas con la gente que expulsaba del local le sirvieron para responder a creyentes desencantados

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El Papa Francisco fue portero de una discoteca de moda en Buenos Aires (Argentina) antes de ponerse sotana. El propio Pontífice confesó su curioso empleo en una charla informal con los feligreses de la parroquia de San Cirilo Alejandrino, situada en un barrio obrero de Roma (Italia) que ha sido recogida por el periódico oficial de la Santa Sede, Osservatore Romano.

En su relato, el Papa también se hizo eco de su trabajo como profesor de literatura. Dos profesiones bien distintas que le propiciaron nuevas habilidades. El Pontífice asegura que aprendió los secretos de cómo volver a acercar a la Iglesia y a la Fe a aquellos creyentes desencantados gracias a las charlas que mantenía con la gente que expulsaba del local y con la enseñanza.

Florista y químico

Estas dos profesiones no son las únicas de la lista de empleos de Jorge Bergoglio. Ya se conocía que había estado en nómina en una floristería y en un laboratorio químico, su primera profesión antes de centrarse en la Iglesia Católica.

La confesión del Papa coincide en el tiempo con los rumores de que se ha escapado algunas noches de la Santa Sede para dar limosna a los pobres de Roma y acercarse a los barrios obreros de la ciudad. Una información que no ha sido ni confirmada ni desmentida por el Vaticano y que refuerza la imagen de un Pontífice diferente más cercano a la sociedad que sus predecesores.

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