El negocio más ‘tóxico’ de Méndez y Collazo: un pufo de 20 millones en el ladrillo

Suelo e hipotecas de una sociedad impulsada por ambos y participada al 50% por el Grupo Comar  y Caixa Galicia acabaron en el "banco malo"

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La discreta pero intensa relación que mantuvieron durante años José Collazo y José Luis Méndez quedó plasmada también en los negocios inmobiliarios. El magnate del juego, propietario de Comar, y el en su día todopoderoso director general de la extinta Caixa Galicia, impulsaron en 2003 una promotora cuya trayectoria brinda uno de los mejores ejemplos para ilustrar el pinchazo de la burbuja inmobiliaria y sus consecuencias. Un negocio tóxico de 20 millones de euros que acabó finalmente traspasado a la Sociedad de Gestión de Activos de la Reestructuración Bancaria (Sareb), más conocido como «banco malo».

La Sociedad de Fomento y Desarrollo Turístico, que gestiona Palexco y el Palacio de Congresos de A Coruña, impulsada por Comar y participada por la caja de Méndez, era hasta ahora el único vínculo conocido que unía a José Collazo con el financiero coruñés. Sin embargo, ambos grupos procedieron a crear en 2003 la Sociedad Gestora de Promociones Inmobiliarias y Desarrollo Empresarial SL, participada al 50% por la división inmobiliaria de la corporación de Caixa Galicia y por la firma Promotora de Viviendas Urbanas, pata inmobiliaria de Comar y cuyo administrador único es Collazo.

Suelo en Madrid

La sociedad, actualmente pendiente de liquidación pero todavía activa y con un consejo integrado por ambos grupos (en el caso de Novagalicia, su heredera, Abanca), tuvo una azarosa trayectoria. Y se contó por fracasos. Desde su creación, su único negocio fue el suelo y unas expectativas incumplidas, y sus activos llegaron a valorarse en 23,1 millones de euros. Sin embargo, la crisis, ya con Méndez fuera de la caja (dejó su cargo en 2010, antes de la fusión con Caixanova), hizo que de un plumazo la promotora se viera obligada a apuntar un deterioro en su balance de 15,9 millones de euros, precisamente correspondientes a existencias como terrenos y solares. Era el pinchazo de la particular burbuja.

La Sociedad Gestora de Promociones Inmobiliarias y Desarrollo Empresarial SL, con solares en Madrid, ubicados básicamente en el distrito de Usera, había firmado un préstamo hipotecario con la caja para financiar la adquisición del suelo, según consta en su memoria anual. El límite del crédito ascendía a 17,5 millones, dispuesto en su totalidad. La amortización del préstamo hipotecario estaba fijada a través de un único pago a realizar el 31 de enero de 2013. Sin embargo, algo se torció y la sociedad impulsada por Collazo y Méndez no cumplió.  

El traspaso al «banco malo»

Un año antes de que Juan Carlos Escotet se hiciese en subasta con Novagalicia, la heredera de las cajas, la entidad financiera procedió en diciembre de 2012 a traspasar al «banco malo» el total de su deuda hipotecaria con la Sociedad Gestora de Promociones Inmobiliarias y Desarrollo Empresarial, dentro del proceso de rescate del sector financiero español. El pasivo ascendía ya a esos 17,5 millones, más intereses por importe de 595.778 euros en 2012 y 263.594 euros de diciembre de 2011.

De acuerdo con el último balance y la memoria presentados en el Registro Mercantil por la Sociedad Gestora de Promociones Inmobiliarias y Desarrollo Empresarial, los resultados negativos que tuvo la promotora a lo largo de los años provocaron que su patrimonio acumulase al arrancar 2014 un saldo negativo 19,9 millones. Pero en marzo de ese año llegó la solución definitiva.  

Fue entonces, en 2014, cuando se «formalizó la escritura pública de dación en pago o compraventa a favor de la entidad acreedora hipotecaria Sareb» de hasta seis fincas en Madrid, por un precio de 7,5 millones de euros. La Sareb aceptó además «condonar la deuda existente por el referido préstamo hipotecario por el importe resultante entre el precio de venta y la deuda total existente a la fecha de formalización de la escritura pública de dación en pago», los otros diez millones, finalmente perdonados. Y es así cómo se cierra el círculo de una de las más discretas operaciones, que acabó en quiebra, pergeñadas por Méndez y Collazo, amigos y también socios.

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