El mayor contratista del chavismo riega con millones a las start-ups españolas

Alejandro Betancourt, ganador de casi todos los megacontratos energéticos de Hugo Chávez, se convierte en el principal inversor de empresas emergentes en España. Job and Talent es la última

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Alejandro Betancourt, el cuestionado empresario beneficiado con 12 megacontratos energéticos durante el gobierno de Hugo Chávez, se ha convertido en el principal inversor en España de empresas emergentes.

Betancourt, mejor conocido como el bolichico en su Venezuela natal, amasó una fortuna con la venta de plantas eléctricas en Venezuela a pesar de tener menos de 30 años y una limitada experiencia en el sector. Ahora, las start-ups españolas le coquetean y lo persiguen. Sus petrodólares y su ánimo inversor lo han convertido en uno de los más deseados de los emprendedores españoles. 

El joven venezolano aterrizó como inversionista en empresa emergentes y de tecnología de la mano de Félix Ruiz, el fundador de Tuenti, la red social española que mutó en operador telefónico y que fue vendida a Telefónica por 70 millones de euros en 2010.

Tuenti generó enormes expectativas, pero afronta dificultades de crecimiento en España (no ha logrado el medio millón de abonados que ya la compañía había previsto para el 2013) y sólo ha tenido sólido crecimiento en mercados pequeños como Perú y Ecuador.

Pero ése es un problema del comprador y no de Ruiz, un joven que salió exitoso de Tuenti tras la jugosa venta y que ahora acompaña al millonario venezolano en su carrera por diversificar sus inversiones en España. 

El socio local 

Ruiz es percibido como un joven hombre de negocios que ha tenido la capacidad, junto con sus otros socios emprendedores, de inflar el valor de las empresas donde trabaja para luego salir en un momento álgido. Fue lo que pasó con Tuenti, una emergente red social española que generó enorme éxito pero que fue incapaz de lograr la rentabilidad. Se rodeó del mejor talento, que luego nutrió las filas de otras compañías tecnológicas y extranjeras.

Ruiz fue el responsable de la expansión del negocio y encargado de su viralización. Ideó la estrategia de enviar al equipo de Tuenti a buscar jóvenes universitarias para convencerlas de su ingreso y que, además, etiquetaran a sus amigas, según él mismo ha contado. Nada nuevo en la estrategia de captación que habían creado otras redes sociales pioneras como Facebook. Ahora, se dedica a pilotar Hawkers, el fabricante de gafas español, a Jobtalent, una plataforma de empleo, y a convencer a Betancourt.

El inversor venezolano acaba de inyectar casi 40 millones de euros en Hawkers, que ha logrado un crecimiento de triple digito en sus primeros tres años de vida. Es una de las apuestas del inversor venezolano pero no la única.

Ruiz ha llevado al bolichico a invertir en otra de las empresas que ahora capitanea: Jobandtalent, una sociedad a la que también ha llevado parte de su exequipo de Tuenti. La empresa ha cerrado en los últimos meses rondas de financiación de 25 y 40 millones. En la última ha sido liderada por el fondo de inversión del fundador de Skype, Niklas Zennström.

En esas ampliaciones también ha entrado el dinero del venezolano Alejandro Betancourt, algo que ya es vox populi en el ecosistema emprendedor. Con el dinero del venezolano, además del aportado por otros inversionistas, la empresa expandirá sus operaciones internacionales y también reforzará su estructura para competir con las grandes ETT de España.

En la empresa también ha invertido una familia amiga de Ruiz y de Betancourt: los Cortina Koplowitz, que lideraron la primera ronda de financiación y que ha servido de puente entre los que ahora parecen socios inseparables. 

El más deseado

Jobandtalent comenzó como un tablón de anuncios de trabajo similar a Infojobs. Pero ahora ha transformado su modelo de negocio para comenzar a contratar a trabajadores temporales, firmar contratos y darlos de alta en la Seguridad Social, es decir, el trabajo que hacen empresas como Randstad o Adecco, según explica su socio fundador Felipe Navío.

Hoy, el sector de los emprendedores en España se sorprende por la capacidad de inversión de Betancourt, un joven que habla el mismo lenguaje de los emprendedores y que no parece demasiado exigente o quisquilloso. «No hay ningún fondo en España con la capacidad de inyectar dinero como Betancourt», explica un destacado emprendedor. Hawkers había perdido las esperanzas de que algún español invirtiera 40 millones en su proyecto y ya estaba preparado para recibir la inyección millonaria fuera de España.

Pero llegó Betancourt, denostado y acusado de enchufismo tanto por la oposición como por la actual dirigencia chavista.  Con sus millones frescos, quiere venderse como el salvador de los emprendedores españoles, que comienzan a alagarlo. «Es muy simpático y cercano», dicen los dueños de Hawkers. «Es un crack», explica un emprendedor valenciano. Casi nadie está interesado por su pasado empresarial. El dinero a raudales casi siempre es bienvenido. 

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