El lujo gallego baja de precio

Las empresas rehúyen los hoteles de cinco estrellas por miedo a dañar la imagen de la compañía

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El lujo ha resistido con entereza la crisis. Un estudio de Bain & Company cifraba en 203.000 millones de euros la facturación del sector el año 2012, un 6% más que el ejercicio anterior. La consultora explicaba que el incremento en el gasto de China –entre un 18% y un 22% más–, la reactivación de las compras en la India y Rusia, y la expansión del mercado en países en crecimiento como Brasil, México, Turquía o Suráfrica mantenía las buenas expectativas del sector para el futuro.

Sin embargo, los datos no son extrapolables a Galicia, donde el nicho de mercado es muy reducido. Los ricos siguen siendo ricos. Mantienen el gasto o incluso lo incrementan. Pero la clase media no está para caprichos. Los hoteles de 5 estrellas y la alta restauración han apostado por bajar los precios para seguir atrayendo al consumidor puntual. Es en este segmento donde el mercado se resiente.

“El bajón no se debe al sector de clase alta porque sigue teniendo dinero y la crisis constituye una buena oportunidad para comprar a buenos precios”, explica Javier Tresguerras, responsable del portal de productos de lujo GaliciaClass. “Los que compran son siempre los mismos y proceden de los mismos ambientes. Lo que se pierde es el consumidor ocasional, que es importante en un nicho de mercado tan reducido”, concluye.

Las empresas recortan en lujo

Los hoteles de cinco estrellas no se han salvado de los avatares de la crisis, que con tanta fuerza ha golpeado al sector turístico. Han perdido un volumen importante de clientes que acudían a sus instalaciones en viaje de negocios. “Las empresas se limitan a alojar en estos establecimientos al presidente de la compañía o al director general como mucho. Pero evitan al máximo este gasto, entre otros motivos, porque en el contexto económico actual daña la imagen de la entidad que los directivos se hospeden en hoteles de cinco estrellas”, explica César Ballesteros, máximo responsable del sector hotelero de Vigo.

Al mismo tiempo, los grandes hoteles han asumido una rebaja en sus tarifas con el objetivo de no perder al cliente ocasional. La medida ha provocado un efecto de arrastre, obligando a establecimientos de gama más baja a reducir también sus precios. Según expone César Ballesteros, “los grandes perjudicados han sido los hoteles de una y dos estrellas que se han quedado sin márgenes para poner los precios, teniendo que competir con establecimientos que estaban tradicionalmente en un sector más exclusivo”.

Silencioso mercado inmobiliario

Aunque la caída de precios puede facilitar una democratización del lujo, el acceso a viviendas de alto standing sigue siendo un mercado marcado por la discreción y sin atisbo de crisis. Las familias empresariales gallegas sacan a la venta sus inmuebles en las principales calles de las urbes de la comunidad y, sin publicidad ni grandes rebajas en el precio, acostumbran a encontrar comprador con rapidez.

Este mercado secundario, lo conforman familias gallegas de clase alta que deciden sacar a la venta propiedades para corregir problemas de falta de liquidez. “No sale en las páginas webs, ni los medios se suelen enterar. Tampoco se le ofrece a todo el mundo ni se dan nombres. A esta gente no le gusta que se sepa que pasan por apuros”, informan fuentes del sector.

Barcos, ropa y coches

Esta misma cautela se aplica a otros productos de alta gama. “El textil y el mercado de barcos son quizá los más representativos de Galicia –afirman en GaliciaClass– y en este tipo de productos sí que se mantiene el gasto. Principalmente porque los compradores pertenecen a una clase que no ha perdido poder adquisitivo”.

Del mismo modo, también mantienen el tipo los coches de gama alta y algunas de las marcas de joyas más valoradas.

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