El hijo de labradores que creó un gigante

Fernández Somoza comenzó su andadura empresarial al frente de una franquicia de Azkar y acabó tomando el control de la compañía vasca para conducirla a la élite

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Azkar, que ahora pasará a estar controlada por capital alemán íntegramente, es lo que se denomina un operador logístico integral, también internacional, y detenta el liderazgo en la Península Ibérica y también en la España de ultramar (las islas), con cobertura en toda Europa. Los poderes del grupo se reparten a través de 44 centros de distribución, 17 plataformas logísticas y 12 plataformas mixtas tanto en España como en Portugal. De un millón largo de metros cuadrados disponible, la mitad está ocupado por naves. Y de la flota de Azkar, unos 550 vehículos corresponden a camiones en ruta y otros 1.850 a unidades de recogida y reparto. Esta red permite a la compañía ser líder en distribución capilar, con 350 rutas diarias y directas en más de 11.000 municipios de España y Portugal. Pero, ¿cómo ha llegado la empresa presidida por Luis Fernández-Somoza a recorrer tantos kilómetros? ¿Cuál ha sido el rumbo escogido y la velocidad marcada? Azkar, en euskera, significa rápido.

Origen humilde

Hijo de labradores, Fernández Somoza se quedó huérfano de padre a los 14 años. A los 17 busca ya en los alrededores de Lugo carga de retorno para los camiones que regresaban a la Meseta. Había nacido como empresario. De acuerdo con Grandes Empresas, Grandes Historias de Galicia, obra editada por la Biblioteca Gallega y la Xunta de Galicia, el empresario toma en 1962 por primera vez contacto con un proyecto del que ya no se iba a separar toda su vida: una empresa de transportes vasca buscaba franquiciados para extender su red de distribución. Contactó con la firma y se desplazó a A Coruña para crear Transportes Somoza.

Aquella compañía con sede social en Lazkao (Guipúzcoa), donde permanece todavía su domicilio fiscal, era Azkar, fundada en 1933 por el industrial vasco Eusebio Erauskin. Empezó con tres camiones. También fueron humildes los comienzos de Fernández Somoza en A Coruña como franquicia de la compañía vasca, pero rápidamente la empresa comenzó a crecer, viendo que Vigo era ya un punto neurálgico para el transporte y la distribución. En el 66 se implantaba Transportes Somoza en la capital industrial del sur de Galicia.

El control de Azkar

En los años ochenta estalló una crisis en la compañía vasca. Fernández Somoza, entonces con 44 años, se ofrece para tomar las riendas, pero recibe una rotunda negativa como respuesta. Sería también el inicio de otra década, la de los noventa, lo que vendría a marcar el cambio de rumbo definitivo en la historia del grupo. En 1991 Azkar está ya en estado comatoso y Luis Fernández Somoza, conocedor desde dentro de la situación, toma el control con el apoyo de varias entidades financieras. Un año más tarde adquiría la totalidad del capital de la compañía. Desde entonces, el proceso de crecimiento ha sido constante.

Apasionado del golf, Fernández Somoza es un empresario hecho a sí mismo, incansable trabajador que no duda en cerrar operaciones cuando la cabeza, más que el corazón, lo dicta, y mantiene alianzas con grupos empresariales gallegos de índole familiar, como lo había sido hasta ahora Transportes Azkar. Es accionista de NCG Banco, y siempre ha mantenido un apoyo inequívoco a proyectos desarrollados desde Galicia, en lo que muchos empresarios entienden como “hacer país”.

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