El discreto encanto de Jesús Domínguez, el arquitecto de la moda gallega

El empresario que diseñó Adolfo Domínguez, Textil Lonia y Bimba y Lola exhibe por primera vez su imagen en público ya cerca de los 70 años

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Si la discreción ha sido una cualidad inseparable de una generación insigne de empresarios gallegos, la de Jesús Domínguez es casi legendaria. El ourensano exhibió su imagen en público por primera vez en la entrega de las Medallas Castelao este jueves, un homenaje al que sería el empresario textil más importante de Galicia si Amancio Ortega no hubiera conquistado el mundo.

Natural de Trives, al hermano de Adolfo Domínguez casi no le ven el pelo por Ourense. No frecuenta cafés y restaurantes, nunca forma parte de esos círculos donde se debate sobre la última ordenanza fiscal del ayuntamiento, la salud de la Cámara de Comercio o los datos macroeconómicos. Ni siquiera Manuel Baltar cuenta con él para acto alguno.

Ourense y A Toxa

De su vida social se conoce la costumbre de muchos años atrás de veranear en A Toxa, que desembocó en un chalé en propiedad, el espacio donde más cómodo se siente a la hora de organizar alguna comida con allegados. También el gusto por el deporte parcialmente frustrado por los problemas de espalda que arrastra.

Tanta discreción alimentó el mito sobre Jesús Domínguez, a quien Forbes atribuye, junto a su familia, una fortuna conjunta de unos 400 millones. Unos dicen que tiene una auténtica fobia social, otros que la familia ha evitado los focos por temor a robos. Lo cierto es que se ha mantenido rodeado de un limitado círculo de amigos, algunos de muchos años, y no ha necesitado nada más, al margen de un vestir sobrio y un parecido en las formas a Adolfo Domínguez Estévez, su padre.

La ruptura con Adolfo

Jesús Domínguez está considerado el arquitecto de las tres empresas textiles más importantes del sur gallego, las tres que siguen en el ranking a todas las de Amancio Ortega y que cartografían la propia evolución de la familia. En Adolfo Domínguez fue su hermano mayor quien se convirtió en el rostro de la empresa, el diseñador estrella que llevó el negocio heredado de su padre a la expansión internacional.

Igual que Adolfo ponía la creatividad y la imagen, Jesús estaba considerado el cerebro financiero de la empresa del polígono de San Cibrao, donde trabajaban cuatro hermanos. Una disputa familiar acabó con la concordia y los hermanos del diseñador ourensano aprovecharon la salida a bolsa de la compañía para vender su parte y salir corriendo.

De los diseñadores estrella a Bimba y Lola

De aquella operación quedó una pequeña fortuna. Suficiente para que Jesús, Javier y Josefina Domínguez armaran Textil Lonia, la empresa que comercializa las marcas Carolina Herrera y Purificación García y que, a día de hoy, es la segunda mayor textil gallega después de Inditex. Los Domínguez habían seguido la estela del diseñador de prestigio de su hermano, pero enfocados a un lujo ya no tan asequible y con los rostros de la compañía al margen de la gestión de la misma. Tenían la planta a unos metros de la de Adolfo Domínguez, pero facturaban el triple.

Con el éxito de Lonia, empresa hermética como la que más, Jesús Domínguez anotaba otro éxito a su mitología y adquiría un edificio en el centro de Ourense, en principio para sus hijas, aunque luego intentaría venderlo. En la empresa actúa como consejera su mujer, Hermesinda, un pilar en la evolución personal y profesional del ourensano.

El tercer éxito de Jesús Domínguez fue Bimba y Lola, que impulsó junto a sus hijas María y Uxía. La empresa, moda joven sin diseñador estrella que la respalde, acabó superando la facturación de Adolfo Domínguez y hoy, en proceso de venta, es un proyecto de lo más atractivo para inversores internacionales. Es cierto que Jesús Domínguez fue clave en la puesta en marcha del negocio, pero, matizan las fuentes consultadas, fueron María e Uxía quienes estuvieron en el día a día llevando la empresa y situándola donde está ahora.

El refugio de Zamora

Con Bimba y Lola en fase de engorde, apostando por una fuerte expansión internacional, nació Petra Mora, una firma de productos de alimentación de alta gama, que pueden adquirirse online y recibirlos en 24 horas. La nueva actividad de la familia Domínguez también tuvo como arquitecto, según las fuentes consultadas, a Jesús.

El empresario adquirió una finca de 600 hectáreas bordeada por el río Esla, en Zamora, con 200 hectáreas de siembra, otras 260 de encinar y otras 50 para pastos. Por la dehesa deambulan unas 360 vacas. Este espacio, la Granja de Moreruela, es, junto a la Illa de A Toxa, el otro refugio vital de Jesús Domínguez. Petra Mora es algo más que un negocio, es casi un retiro.

Si el éxito ha avalado cada uno de los proyectos emprendidos por Jesús Domínguez, los que hicieron negocios con él destacan el calmado talante, casi nunca alzando la voz, de su afable manera de comunicar. El empresario ha sido una incógnita para los trabajadores de sus empresas y lo es para casi todos los que no están en su círculo más cercano. Pero es una incógnita de lo más agradable, destacan quienes se han encontrado con él en un popular restaurante en la provincia de Ourense al que solía acudir, a unos 25 kilómetros de la capital. 

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