El desastre inmobiliario del Valencia: un agujero de 350 millones de euros

La fallida construcción de la ciudad deportiva comporta pérdidas de 12 millones en el último ejercicio y se une al ruinoso Nuevo Mestalla, parado desde 2009

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El inacabado Nuevo Mestalla ya se ha convertido en parte inseparable del skyline de Valencia. Un mazacote de cemento se erige sobre la ciudad como recuerdo de los tiempos dorados de la burbuja de la construcción. Con las obras paradas desde 2009, el que debe ser (algún día) el estadio del Valencia CF es el icono del gasto desenfrenado de una entidad al que sólo la llegada del magnate singapurense Peter Lim salvó de la quiebra. El agujero generado por las ansias inmobiliarias del club supera los 350 millones de euros.

El último capítulo al libro de gasto se produjo a lo largo de la temporada 2016/2017. Las cuentas a las que ha tenido acceso Economía Digital muestran unas pérdidas de 27 millones de euros impulsadas por un resultado de explotación también negativo de 13 millones. El motivo: unas provisiones de 14 millones de euros por el fracaso de la construcción de una ciudad deportiva, un campo de golf y 3.436 viviendas en la zona de Porxinos.

La memoria de la entidad asume la posibilidad de tener que pagar una indemnización a los propietarios de los terrenos –tres bancos— en base a los acuerdos firmados. A mediados de septiembre, el área de Medio Ambiente, en manos de Julià Álvaro, elevó la protección sobre el terreno para prohibir cualquier tipo de construcción. De este modo, pasó a ser un terreno agrícola.

La filial encargada de la ciudad deportiva ya arrastraba 14,2 millones de euros en números rojos de ejercicios anteriores

La Generalitat enterraba así un macroproyecto que ya acumulaba una importante mochila para el club de fútbol. La filial encargada del proyecto, Litoral del Este SL, perdió 11,2 millones de euros en la temporada 2016/2017 por las nuevas provisiones, que ya alcanzan un total de 21,6 millones de euros. Los números rojos se suman a los 14,2 millones de euros acumulados durante ejercicios anteriores.

Por ello, la sociedad arrastraba unos fondos propios negativos de 7,3 millones de euros. Para compensarlos, la entidad tuvo que realizar una aportación extraordinaria de 8,5 millones de euros el pasado 30 de septiembre.

La factura de la construcción supera los 40 millones de euros. Sin embargo, el Valencia CF aspira a recuperarlos que presentó en 2016 contra la Consejería de Territorio y el Ayuntamiento de Ribarroja del Turia en la que reclama 43,4 millones de euros por daños y perjuicios.

El pelotazo proyectado en Porxinos es una anécdota comparada con el Nuevo Mestalla, que debía convertirse en el nuevo estadio del club. Con las obras detenidas desde 2009 por las dificultades económicas, el magnate Peter Lim no abandona la idea de cambiar de campo. “De aquí a la temporada 2026/2017 se quiere vender el actual Mestalla y trasladarse al nuevo”, reconocen las cuentas del equipo.

El Nuevo Mestalla: más de 300 millones

La suspensión de los trabajos desde ya hace casi una década obligó a la sociedad a anotarse un deterioro de 29,1 millones de euros en el ejercicio 2014/2015. El menoscabo podría ser mayor: “Cuando se retomen las obras de nuevo habrá más certidumbre para evaluar la recuperabilidad del activo”, admite el mismo documento.

Pero el gran frente que encara el Valencia CF son las deudas adquiridas con los bancos para financiar el estadio. El mayor pasivo, una hipoteca de 155 millones de euros con Bankia sobre los terrenos del actual campo. Además, arrastra otro préstamo con garantías hipotecarias con Caixabank por 20,3 millones de euros sobre la misma parcela. Con la entidad catalana también tiene hipotecada la sede social, en la plaza Valencia Club de Fútbol, por 455.000 euros.

Para el cobro, el banco presidido por José Ignacio Goirigolzarri se queda cada año con el 43,4% de los derechos televisivos del equipo –que en el año 2017/2018 ascienden a 61 millones de euros–. Casi anecdótico –no llega al millón de euros– es el 92,9% que retiene Caixabank de la publicidad estática del actual Mestalla.

Al refinanciar la deuda, el Valencia firmó un acuerdo para compartir sus beneficios con Bankia y Caixabank

El club afronta vencimientos anuales de 14 millones de euros durante las próximas temporadas. Sin embargo, también debe hacer partícipes a las entidades de sus beneficios. A través de un profit sharing agreement firmado en el ejercicio 2014/2015 como contrapartida a la refinanciación, Bankia se quedará con 56 millones de euros de las futuras ganancias y Caixabank con 11 millones. La fecha de vencimiento de este acuerdo es el año 2026.

Pero el Valencia CF también arrastra pasivos con la administración pública. El solar del nuevo estadio está hipotecado con el Ayuntamiento de Valencia como garantía por el pago aplazado de los 16,2 millones de euros todavía adeudados por la compra del suelo para erigir el recinto deportivo. En 2015, el club ya hizo entrega al consistorio de 35 solares valorados en 25,6 millones de euros.

De este modo, entre préstamos, hipotecas, deterioros y activos entregados como pago, el coste del Nuevo Mestalla ya supera los 300 millones de euros.

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