El cisma que acabará con la patronal modélica

Gran parte de las organizaciones empresariales tiene una gran dependencia de las subvenciones. Hay una que podría vivir sin ellas, pero peligra su continuidad

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Las patronales españolas reciben mucho dinero público. Principalmente para formación, pero también gracias a convenios de todo tipo con administraciones de todos los tamaños y rincones. No son raros casos como los de la Ceim madrileña, con el 70% de sus ingresos que provienen del sector público.  

Hay una organización que es (o era) la gran excepción, pero la continuidad de su modelo está más que amenazada por el cisma interno que sufre. Se trata de la Ametic, la patronal que agrupa a las empresas de telecomunicaciones y la electrónica, que vive una batalla desde hace meses y que ha terminado con la división.  

La fractura se inició en otoño de 2016. La intención de José Manuel de la Riva de presentarse a la reelección motivó la salida de la Ametic de Telefónica, Ericsson, El Corte Inglés, Orange y Vodafone entre octubre y noviembre del año pasado. Los gigantes del sector no estaban de acuerdo con la gestión de De la Riva y pedían más peso.  

Este cisma provocó que el presidente diera marcha atrás y anunciará que no se presentaría a la reelección, por lo que se intentó la reconciliación. A instancias de las grandes empresas, la patronal debatió esta semana si les daba más peso en los órganos internos y en la toma de decisión, ya que son las que más aportan y las más representativas.  

El resultado fue demoledor para el último intento de restablecer la unidad del sector de las TIC, un portazo en las narices de los grandes. La Ametic rechazó darles más poder, por lo que Telefónica, Vodafone y compañía no sólo descartaron volver a la organización sino que crearán su propia patronal. Sólo con las empresas más modestas, ¿podrá sobrevivir la Ametic?  

Cuotas altas  

Su modelo era hasta ahora muy sostenible. Al menos, sobre el papel. Sus cuentas de 2015, las últimas publicadas, muestran una bajísima dependencia de las subvenciones: sólo el 6,6% de sus 3,5 millones de ingresos, 230.000 euros, fueron dinero público. En cambio, más de la mitad fueron cuotas de sus socios: 1,8 millones. La patronal ganó medio millón de euros, por lo que sin subvenciones también hubiera cerrado con beneficio.

Lo cierto es que, en realidad, recibe algo más de dinero público. Como todas las patronales, la Ametic hace formación. Pero no la hace directamente sino a través de la Fundación para las Tecnologías de la Información. Esta fundación, vinculada a la Ametic, recibió 1,4 millones para formación en 2015.  

Si sumamos esta cantidad a las cifras de la patronal, el resultado es que un 32% de sus ingresos son dinero público. Aun así, se trata de una cifra baja comparada con la de muchas organizaciones empresariales, como la citada Ceim madrileña, Foment del Treball en Cataluña o Cepyme, que superan el 50%.  

Las cuentas también reflejan otro síntoma de salud institucional, quizá todavía mayor, pero que se verá roto con el cisma interno. La mayoría de los ingresos de la Ametic provienen de cuotas de afiliados y usuarios. En concreto, 1,8 millones de euros, el 52% del total de sus ingresos.  

Esta cantidad supera por ejemplo a las cuotas de Foment, que tiene asociadas a las grandes compañías catalanas y cientos de asociaciones, y a las de Cepyme, que agrupa a las pymes de toda España. CEOE, la gran patronal española, solo recauda el triple que Ametic mediante cuotas.  

Además, la patronal de las TIC consiguió en 2015 1,4 millones por ingresos de promociones, patrocinios y colaboraciones.  

Se trata de cifras envidiables –como se ve, muchas patronales las querrían– pero que no se pueden sostener sin las grandes compañías del sector. Grupos como Telefónica o El Corte Inglés eran los que más aportaban, por ello querían más peso.  

Sin ellas, la Ametic tendrá que compensar una caída inmediata de ingresos por cuotas y también por promociones y patrocinios. Le viene un camino difícil, y más si las escindidas se organizan y les hacen la competencia. No es una buena noticia para el sector.

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