El auge de la minería pone en pie de guerra al sector agrario

Los sindicatos se rebelan contra las explotaciones que ponen en peligro el desarrollo agrícola o ganadero

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El alza en el precio de los minerales ha multiplicado el interés de las empresas extractivas por Galicia. El caso más conocido es la explotación a cielo abierto que quiere emprender la empresa canadiense Edgewater Exploration en Corcoesto (A Coruña) para extraer oro del suelo bergantiñán. A la sombra del polémico proyecto de Edgewater, más empresas buscan sacar rédito de los minerales que se ocultan en el subsuelo gallego, hasta el punto de que en el censo catastral minero de Galicia hay 172 derechos mineros solicitados y 240 ya otorgados.

Estas explotaciones, publicitadas en muchos casos como generadoras de empleo y riqueza para las zonas en donde se realizan, se han encontrado en numerosas ocasiones con la oposición del sector agrario, debido a los daños que provocan en la actividad agrícola y ganadera.

El Sindicato Labrego Galego (SLG) ya manifestó su rechazo a la mina de Corcoesto porque, según aseguran, pone en peligro más de 1.000 de explotaciones agroganaderas y tendrá un impacto “irreversible” en el sector primario. Es uno de los casos, quizá el que más espacio ha ocupado en los medios, pero hay muchos otros donde las quejas de los agricultores contra la actividad minera se repiten.

La amenaza del feldespato en A Limia

En Xinzo de Limia, en una de las comarcas agrarias más importantes de la comunidad y núcleo de la Indicación Xeográfica Protexida Pataca de Galicia, también se han desatado las críticas contra un proyecto minero, en este caso, una mina a cielo abierto para extraer feldespato que afectará a más de 400 hectáreas.

En el SLG advierten de la contradicción entre el desarrollo del sector primario, en el que se han invertido millones de euros para concentrar la producción, y la apertura de la mina –pendiente todavía de la autorización de la Xunta–, que, según informan, acabará con la fertilidad de la tierra y, en consecuencia, con 18 millones de kilos de patatas que puede producirse al año.

La contradicción se agrava, según el sindicato, por el alto grado de modernización de las explotaciones agrarias de la zona y por la inversión realizada por la Xunta en la concentración parcelaria. Por ello, se comprometen a presentar alegaciones al proyecto.

La rebelión de los ganaderos en A Terra Chá

En A Terra Chá, la empresa extractiva Erimsa ha conseguido concesiones mineras en varias localidades para extraer cuarzo, y está a la espera de las licencias municipales en los distintos Ayuntamientos. Los planes de Erimsa han hecho saltar las alarmas en los concellos afectados –principalmente, A Pastoriza, Castro de Rei y Cospeito– distinguidos en Galicia por su actividad ganadera y su producción láctea.

Varios colectivos integrados en la Comisión contra as Minas na Terra Chá, la cooperativa O Seixo y el SLG llegaron a presentar 300 alegaciones contra el proyecto, que consideran incompatible con la ganadería. “Remover las capas provocaría un impacto en la fertilidad del suelo y en su drenaje”, explica Margarida Prieto, de SLG. “Además, hablamos de tierras que cubre el agua un par de meses al año. La minería, al allanar el terreno, provocaría que las fincas quedasen bajo el agua definitivamente”, concluye.

Solución a la crisis

En pocos casos las empresas extractivas consiguen conciliar sus proyectos mineros con el impacto mediambiental y el desarrollo del sector primario, por lo que están encontrando una fuerte oposición en los municipios gallegos donde planean asentar sus explotaciones. Cada proyecto es diferente, pero son escasos los que se salvan de las críticas.

Sin embargo, su impacto económico en un contexto de crisis también ha provocado pronunciamientos a su favor. El más reciente, el de la Asociación de Excavadores de Galicia (Aexga), que ha defendido la explotación minera para extraer oro en Corcoesto.

Para Aexga, el proyecto «no pone en riesgo el entorno» ya que cuenta con «un programa específico para recuperar este espacio»; cuestión que, según destaca la asociación, «ha dejado sin argumentos científicos a los grupos de presión contrarios a la puesta en marcha de esta iniciativa». Al contrario, Aexga destaca que “contribuirá a generar puestos de trabajo y fomentar la actividad empresarial», precisamente, ahora que “el sector de la construcción en Galicia está atravesando por una situación dramática, marcada por el cierre de compañías y la destrucción de empleo”.

El dudoso impacto económico

Los argumentos de Aexga son similares a los de la Xunta, que insistió en que la explotación de Edgewater generará 1.400 puestos de empleo y una inversión en Galicia de 110 millones de euros.

Sin embargo, estos argumentos también han tenido su réplica. En la Plataforma pola Defensa de Corcoesto, colectivo de vecinos contrario a la mina, han cuestionado la viabilidad de la explotación. Manejan un informe de la Universidade de Vigo que asegura que sólo el 22% de los recursos auríferos están asegurados por los estudios de investigación, mientras que el 78% restante son recursos con “bajo nivel de confianza”.

Junto a este colectivo, BNG y AGE también han cuestionado el impacto económico de la explotación, contradiciendo las cifras que maneja la Xunta y poniendo énfasis en el riesgo ecológico que implica la minería a cielo abierto.

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