Defensa ultima la retirada de la concesión de la Fábrica de Armas

Hércules de Armamento, la concesionaria de la Fábrica de Armas de A Coruña, no ha podido hacer frente al pago de la anualidad a Defensa por falta de liquidez

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La aventura de Hércules de Armamento en la Fábrica de Armas de A Coruña se acerca a su fin. La empresa, que tenía hasta el pasado 1 de febrero para hacer efectivo el pago de la anualidad al Ministerio de Defensa, propietario de las instalaciones, no ha realizado el abono y el departamento que dirige María Dolores de Cospedal tiene así un motivo más para retirarle la concesión.

Ante esta situación, Economía Digital preguntó a Defensa cuáles serían los pasos a seguir a partir de ahora. Desde el Ministerio indicaron que «se está preparando la documentación necesaria para la ejecución de la cantidad que aún resta de los avales bancarios que el concesionario constituyó cuando se le adjudicó la concesión». Sin embargo, de esos avales ya no queda nada, pues, como establecía el pliego de condiciones de la adjudicación, los 400.000 euros depositados por la adjudicataria servirían para cubrir el pago de la segunda y tercera anualidad, que Hércules de Armamento no abonó y Defensa cobró a través de esos avales.

Precisamente, el hecho de que la empresa estuviese al corriente de pago con el ministerio, aunque fuese por la vía de la ejecución de los avales, ha servido al Defensa para mirar hacia otro lado ante los reiterados incumplimientos de la concesionaria, ya que justificaba que su única función era la de garantizar el cobro de la anualidad como titular de las instalaciones y controlar la fabricación de material de defensa. No obstante, ahora apunta que, «como no puede ser de otra manera, con relación a esta concesión, seguirá escrupulosamente el procedimiento legal establecido en la gestión y verificación de los incumplimientos de la Resolución de concesión».

Fábrica de deudas

En estos tres años, la firma ganadora del concurso público convocado a instancias del Concello de A Coruña, entonces presidido por Carlos Negreira (PP), apenas ha tenido actividad. En este tiempo ni siquiera ha alcanzado los 100.000 euros de facturación y su deuda con con las administraciones públicas, fundamentalmente con la Seguridad Social, se ha disparado por encima de los cinco millones de euros.

Esa falta de liquidez desembocó en una oleada de impagos a los trabajadores, que en muchos casos acabaron llevando a la adjudicataria a los tribunales. Además, provocó el abandono de la empresa de seguridad y la consiguiente retirada de la autorización para la fabricación de armas de fuego, lo que limitó todavía más las posibilidades de recuperar la actividad industrial en las instalaciones que años atrás habían ocupado los trabajadores de General Dynamics Santa Bárbara Sistemas.

La retirada de la autorización para fabricar armas agravó la precaria situación de Hércules de Armamento

Desde la dirección de la compañía, anunciaban en cada comisión de seguimiento (la última se celebró el pasado mes de de noviembre) la llegada de un posible inversor que contribuyese a enderezar el rumbo de la empresa. Sin embargo, ese mirlo blanco nunca llegó. Desde el ministerio afirman que «no se conoce», pero también aclaran que es una cuestión «que afecta a lo mercantil».

La marcha de la compañía, la actividad industrial o los conflictos laborales no han preocupado hasta ahora a Defensa, que ha permitido a Hércules de Armamento estrellarse sin más. Ahora, cuando el cobro de la anualidad peligra, es posible que se decida por fin a mover ficha, aunque quizá sea ya demasiado tarde para garantizar el futuro industrial de unas instalaciones que llegaron a ser en su día la envidia del sector y un importante polo económico en la comarca coruñesa.

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