Defensa consuma su fracaso en la concesión de la Fábrica de Armas

Defensa constata con el inicio del expediente de retirada de la concesión su deficiente valoración del proyecto ganador para ocupar la Fábrica de Armas

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Las instalaciones de la Fábrica de Armas de A Coruña llevan semanas cerradas y el Ministerio de Defensa, titular del inmueble y los terrenos sobre los que se asienta, ya ha iniciado los trámites para retirarle la concesión a Hércules de Armamento por impago del canon.

El paso dado por el departamento que ahora dirige la socialista Margarita Robles pone fin a una aventura empresarial que apuntaba al fracaso desde prácticamente su nacimiento, en la que el ministerio que entonces presidía Pedro Morenés (PP) no está exento de culpa.

Defensa se creyó a pies juntillas las promesas de Hércules de Armamento, que sus directivos lograron cumplir sobre el papel el primer año, pero que pronto comenzaron a desvanecerse ante la falta de un proyecto industrial sólido por parte de la concesionaria, que acabó sumida en un mar de deudas y con una facturación que en dos años no llegó a superar los 150.000 euros, cuando el pago por la concesión supera ya el medio millón.

Compromisos de la concesión

Precisamente el impago del canon es una de las dos condiciones especiales de ejecución de la concesión, junto con el incumplimiento de los compromisos adquiridos que, aunque los hubo, no parecieron siquiera un argumento suficiente para el Ejecutivo del Partido Popular para iniciar los trámites para desalojar a Hércules de Armamento de las instalaciones de Pedralonga.

En el pliego de condiciones de la adjudicación, Defensa valoraba la oferta técnica con un máximo de 80 puntos, de los cuales 30 correspondían al compromiso de contratación, asignando a cada trabajador indefinido contratado durante el primer año que mantuviese su puesto durante los 3 años siguientes 0,20 puntos.

Hércules de Armamento se comprometió a hacerlo con 155 personas. En vísperas de cumplirse la primera anualidad, la compañía consiguió tener de alta a estos trabajadores, aunque muchos de ellos en prácticas o con jornadas parciales. La mayoría no llegó a cobrar una nómina y las demandas comenzaron a llegar en masa a los juzgados coruñeses.

Fabricación de armas

La mesa de adjudicación, presidida por el Subdirector de Patrimonio de la Dirección General de Infraestructura (Digenin), un representante de la asesoría jurídica, otro de la intervención general, otro de la sección económico financiera de la Digenin y un representante de la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) del Ministerio de Defensa, también tuvo en cuenta las actividades de interés para el ministerio, que primaba con hasta 18 puntos.

En este capítulo figuraban tanto los compromisos para la fabricación de armas como la obtención de diferentes certificaciones. En el plan de negocio, las inversiones, el plan de financiación o la I+d+i se puntuaban igual que los acuerdos comerciales. El problema es que ese capítulo incluía también la coletilla “o similares”, y Hércules de Armamento solo tenía compromisos que nunca se llegaron a materializar.

Futuro incierto

Ahora, el departamento que dirige Margarita Robles cumple con lo establecido en el pliego y procede a iniciar el expediente para la retirada de la concesión. En sus manos está devolver la actividad industrial a la Fábrica de Armas apostando por un nuevo proyecto o proceder al cierre definitivo de las instalaciones. En el supuesto de que opte por la primera, a la vista de los resultados, lo más seguro es que Defensa se lo pensará dos veces antes de adjudicar la concesión.

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