De Sousa admite que la crisis de las cajas golpeó a Pescanova

El presidente apartado, que sigue acudiendo a las oficinas de Chapela, contó durante años con respaldo pleno de José Luis Méndez desde Caixa Galicia

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Más que echar balones fuera, es reconocer en cierta medida una evidencia, que le permitió gestionar con holgura y comodidad la compañía durante años. El apartado presidente de Pescanova, Manuel Fernández de Sousa-Faro, reconoce que la crisis de las cajas gallegas golpeó a la compañía en cuanto a su financiación, precisamente un histórico punto débil de la multinacional. «Nos han afectado las fusiones por la restricción del crédito. Ha afectado a todas las empresas, porque el crédito además se ha encarecido de forma muy importante. Eso, evidentemente, cambia el escenario», ha afirmado en declaraciones a Onda Cero.

Antes de la fusión de las dos cajas gallegas, Fernández de Sousa contó durante años con pleno apoyo de José Luis Méndez desde Caixa Galicia, tanto como financiador a través de créditos y descuentos en líneas de factoring como accionista significativo. Tras la fusión, la entidad resultante, NCG Banco, llegó a contar con más del 22% del capital de Pescanova, que luego vendió, y varios puestos en su consejo de administración, entre ellos José Luis Pego Alonso y el propio Yago Méndez Pascual, hijo del denostado director general de Caixa Galicia.

Sus justificaciones

En las declaraciones a Onda Cero, el presidente de Pescanova ha considerado además que la compañía no debe prescindir de trabajadores para ser viable, al tiempo que ha afirmado que el futuro de la firma está en sus activos, que son «únicos e irrepetibles». Fernández de Sousa ha afirmado que la compañía genera caja con proyectos que son rentables en un escenario en el que la tendencia de los precios es al alza, con Asia creciendo en tasas del 7% y el 8%.

«Si los precios crecen un 30% en seis meses, los márgenes aumentan y como consecuencia la rentabilidad», ha señalado el presidente de Pescanova, apartado de la gestión de la compañía tras ser declarada en concurso. Pese a ello y a estar sometido a un proceso judicial, Fernández de Sousa ha asegurado que no ha hecho nada de lo cual no pueda dar explicaciones y que sigue yendo todos los días a la compañía, donde ayuda en la medida en que se le necesita.

Una dimisión que no fue

«Yo podría haber dimitido, pero sigo aquí. He actuado siempre en el mejor interés de Pescanova y moralmente me siento tranquilo (…), he dedicado 37 años de mi vida a este proyecto y habré cometido errores, pero me siento razonablemente tranquilo con mi conciencia», ha señalado

Preguntado por la razón por la que vendió antes de declararse el concurso casi la mitad de su participación en la compañía, en la que posee un 7,45%, Sousa ha señalado que un tercio del importe de la operación lo inyectó en forma de préstamo para ayudar a la tesorería de la compañía, sin aclarar cómo sacó adelante en el consejo de forma virtual unas decisiones, el concurso y el preconcurso, sin contar con apoyo real, como al final se ha demostrado.

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