Cul de Sac: Diseño valenciano que cruza fronteras

Alberto Martínez y Pepe García han logrado que sus productos estén en todo el mundo y han sido distinguidos con los premios más prestigiosos. Su éxito se empezó a gestar hace diez años en una nave industrial de Valencia

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«Un espacio donde compartir visiones y pensamientos y generar un cruce de disciplinas enriquecedor». Con estas palabras define Juan Poveda, Cul de Sac, el “laboratorio creativo de colaboración” (así se refieren a él sus propios creadores) nacido en 2002 del que es socio y del que cada vez es más frecuente oír hablar dentro del mundo del diseño. En los últimos tiempos han ganado premios como el Interior Designs Award, el Red Dot Design Award o el Architectural Digest.

¿Qué tienen estos diseñadores para haber conseguido trabajar para nombres como Swaroski, LVMH, Buongiorno, Porcelanosa o Aston Martin desde su sede de Valencia? La pasión, el esfuerzo y el mimo por el detalle, unidos a un “crecimiento sostenido y natural” modulado por las demandas de los clientes son, según Poveda, las claves de su éxito, así como trabajar en proyectos capaces de ilusionarles, hacerles disfrutar y sorprender al cliente.

Caos ordenado

Quizás por eso en las oficinas de la empresa (dos antiguas naves industriales) todo es abierto y diáfano, hay jardineras con flores colgando del techo y cada día una persona distinta hace la comida para todos. Una manera de trabajar “de clara inspiración británica”, como reconocen, que favorece el intercambio de ideas y el trabajo en equipo. Y parece que funciona. De momento la cocina se les está quedando pequeña. Y no paran de crecer. “Hemos pasado de dos personas a 40 en diez años, pero siempre teniendo muy presente lo que somos y lo que queremos seguir siendo”, subraya Poveda.

Ellos rechazan etiquetas como agencia (de publicidad) o estudio (de diseño). Son ambas y ninguna a la vez. No en vano la frase cul de sac hace referencia “a un caos ordenado donde pueden encontrar cualquier cosa”, explica Poveda. Con la creatividad como leitmotiv, lo mismo idean un reloj, que una silla, un stand o una identidad de marca. Dividen su actividad en tres pilares básicos: Diseño de producto e interiores, branding y experience (una vuelta de tuerca a la celebración de eventos). Ante tanta transversalidad, su principal reto ha sido definirse. El riesgo de cruzar tantas ideas, explica, es que el cliente puede pensar “me gusta, pero no sé qué hacen exactamente”.

De Valencia al mundo

Cul de Sac fue creada en 2002 por Alberto Martínez y Pepe García, dos valencianos que se conocieron en el londinense Royal College of Art. Más tarde se incorporarían Juan Poveda, Xavi Sempere, Garen Moreno y Sophie von Schönburg. La aparición de uno de sus diseños en la prestigiosa revista Wallpaper fue el detonante de su ascenso imparable. La join ventures con la catalana Brainventures les llevó hasta Barcelona y, desde el año pasado, cuentan también con una “oficina operativa” en Madrid. Aunque el suyo es, dice Poveda, un proyecto “con clara vocación internacional”.

Su primer escaparate al exterior vino de la mano de Lladró, en el año 2006. Fue el punto de inflexión que permitió que sus diseños se vieran en todo el mundo, desde Nueva York a los Emiratos Árabes. En el punto de mira para acoger nuevas oficinas se encuentran ahora Londres y Los Ángeles. “Hemos trabajado principalmente en el mercado europeo, pero con compañías internacionales”, destaca. La meta ahora es entrar con fuerza en el mercado americano. Y por si tantos méritos asustan a alguien, Poveda simplifica: “Somos gente normal con muchas ganas de hacer cosas”.

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