Cuatro crisis se ciernen sobre el lucratico comercio chino en España

La subida del 30% del precio de las mercancías de China se suma a la devaluación del euro, la caída del consumo y el exceso de oferta, una tormenta perfecta

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El comercio chino en España vive cuatro crisis en una. Y ninguna de ellas parece cerca de su fin, a ojos de los emprendedores, comerciantes y empresarios siempre atentos al pulso diario de la economía. La devaluación del euro ha sido la última de la crisis a la que se enfrentan los grandes y pequeños comerciantes y los mayoristas concentrados principalmente en el polígono de Cobo Calleja en Madrid y Grand Land en Badalona, Barcelona.

El desplome del euro ha disparado el coste de la mercancía china que ya venía sufriendo importantes incrementos en su país de origen. El coste de la mano de obra en el gigante asiático no ha dejado de aumentar y, en paralelo, las fábricas han iniciado una carrera para mejorar de forma paulatina la calidad de sus productos.

Malos tiempos en Cobo Calleja

La suma de la nueva realidad en las fábricas chinas ha hecho que el coste de los productos se haya disparado hasta 30% desde el inicio de la crisis en 2008. Los precios han subido en ropa, utensilios de cocina, juguetes y objetos de decoración del hogar. Los productos chinos ya no son ni tan baratos ni de tan dudosa calidad como hasta ahora. 

En un escenario adverso, los comerciantes sufren además una pronunciada caída de consumo que no experimenta recuperación alguna un exceso de oferta de locales, según explica Mao Feng, presidente del Centro Comercial Asia, el conocido como polígono de Cobo Calleja, el zoco comercial de los mayoristas y comerciantes asiáticos en Madrid.

Transformación

La suma de las tempestades y turbulencias ha ocasionado una tormenta perfecta que ha dado como resultado una crisis profunda y generalizada entre los empresarios y comerciantes asiáticos. Ahora, el sector que se había dedicando únicamente al comercio está valorando otros modelos de negocio no tradicionales: se abren academias de chino, escuelas de kung-fu, agencias de viaje y turoperadores e inmobiliarias.

«El comercio es un modelo que se está agotando. Antes cualquiera abría un local en cualquier lugar y le iba bien. Ahora no sólo hay que pensar muy bien la ubicación sino también el modelo de negocio y hay que planificar en el largo plazo», explica Mao Feng, uno de los socios del centro comercial de Cobo Calleja, propietario de una tienda de variedades, un centro cultural chino y una revista. Feng también preside la Asociación de Chinos en España, la mayor agrupación del país con más de 5.000 asociados y 70 miembros en la junta directiva.

Proyectos futuros

Pese a la fuerte crisis, el retorno de chinos a su país ha sido mínimo. Quienes han abandonado España se han decantado por probar suerte en países latinoamericanos y africanos, donde las rentabilidades de los negocios siguen siendo muy elevadas.

«En China hay demasiada competencia y a los que llevamos muchos años en España nos costaría volvernos a adaptar a la cultura y costumbres de nuestro propio país», explica Feng.

El sector ve con expectación el aumento de la afluencia de turistas chinos. También lo ha provocado la llegada del magnate chino Wan Jianling, que pretende levantar un hotel de lujo en Plaza España y una especie de Eurovegas versión china, un proyecto que levanta muchas dudas en el sector. 

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