Copasa deja sin dividendo a sus accionistas durante cinco años

El grupo constructor destinó a reservas 1,4 millones el año pasado, el triple que en 2014, obligada por las restricciones de las grandes emisiones de deuda en el mercado alternativo

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Recurrir a vías alternativas de financiación tiene sus obligados peajes. Uno de ellos es el reparto de beneficios. Copasa, una de las empresas gallegas más internacionalizadas, deja sin dividendos a sus accionistas, entre ellos su presidente, José Luis Suárez. La compañía no puede establecer retribución alguna en concepto de dividendo hasta la fecha del vencimiento final de las obligaciones contraídas al emitir deuda en el Mercado Alternativo de Renta Fija.

Copasa admite en sus cuentas consolidadas que tiene limitaciones al dividendo salvo autorización por acuerdo de la asamblea general de bonistas adoptado conforme a lo previsto en el reglamento del sindicato de bonistas. La fecha del último vencimiento se sitúa en 2020, que será cuando cancele todas sus emisiones activas y, por tanto, vuelva a repartir beneficios. La emisiones vivas de Copasa, según detalla en su memoria, se elevan a 100 millones de euros, lo que también le ha permitido diversificar sus fuentes de financiación y limitar su deuda bancaria.

Vías de financiación

«Las pasadas crisis de liquidez sufridas por los mercados financieros globales llevaron a la búsqueda de medidas con las que minimizar el impacto de posibles situaciones futuras de estas características», explican los gestores de la constructora ourensana. Así, detallan, se combina la financiación bancaria con la canalizada a través de mercados de capitales, representando esta última casi un 50% de la deuda total del grupo.

Las emisiones vivas son, básicamente, tres: la primera de 50 millones de euros, con fecha de vencimiento en 2018, y un tipo de interés 7,5%. La segunda, otros 30 millones, con vencimiento en 2020, y un tipo del 7%. A mayores, un programa de pagarés, con un límite máximo de otros 20 millones, y un plazo de doce meses. 

Liquidez

Copasa presume de contar, a 31 de diciembre de 2015, con un efectivo por importe de 118,4 millones de euros, así como imposiciones y depósitos con vencimiento a corto plazo y con total disponibilidad por importe de 39,4 millones, siendo su fondo de maniobra positivo por importe de 107,1 millones.

La restricción al dividendo ha obligado a Copasa a destinar a reservas sus beneficios. La junta general de accionistas de la constructora, celebrada el pasado seis de junio, acordó destinar a reservas un remanente de algo más de un millón de euros, que se suma una reservas de capitalización de otro medio millón. El año pasado, el beneficio neto que firmó el grupo se situó en seis millones, muy por encima de los 4,4 millones de 2014.

El peso de la internacionalización

En 2015, Copasa mostró músculo. El grupo fue capaz de generar un ebitda (beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones) de 53,4 millones de euros, frente a los 42,4 millones del ejercicio anterior, un crecimiento del 25,6%. Situó así el margen del ebitda en el 11,4%. Sus resultados financieros explican la fuerte diferencia entre el ebitda y el beneficio neto. 

Actualmente, Copasa está presente en Brasil, Chile, Perú, México, Arabia Saudí, Rumania, Bulgaria, Argelia y Marruecos y comienza a licitar obras en Bolivia, Colombia, Croacia, Qatar y Omán. La contribución del negocio internacional ha sido clave y su aportación a la cuenta de resultados del grupo supera ya a la del negocio nacional. El 53,77 % de los ingresos han sido generados fuera de España. El AVE a La Meca, que generó unos ingresos que sumaron el 30% de su facturación, explica en gran parte la internacionalización del grupo.

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