Contrarreloj de Repsol para renovar la autorización ambiental de la refinería

En quince días vence el plazo concedido por la Xunta, y la compañía negocia a regañadientes su traslado a Punta Langosteira

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La tramitación para renovar la Autorización Ambiental Integrada para el complejo petroquímico de Repsol en Sabón, en plena tramitación, encara su recta final. Después de siete años, la autorización ambiental para las instalaciones de la refinería vence el próximo mes y obligatoriamente tiene que renovarse en julio para poder continuar con sus operaciones en A Coruña. Así lo confirman desde la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras, departamento que está actualmente tramitando la renovación. En concreto, depende del secretario xeral de Calidade e Avaliación Ambiental, Justo de Benito. En el proceso de autorización se han presentado diversas alegaciones.

Desde Repsol se limitan a apuntar que “el trámite sigue su proceso”. La autorización ambiental de la refinería sería una renovación ordinaria más si no fuera por las veladas amenazas que desde autoridad portuaria y Ayuntamiento de A Coruña se deslizaron en su día, al advertir la resistencia de la compañía petrolera en las negociaciones para el traslado de la terminal del puerto interior coruñés a las nuevas instalaciones de Punta Langosteira. De hecho, el trámite para renovar la autorización abre un período de alegaciones, y fue ese paso en el que prometieron “estar muy atentos” tanto desde la autoridad portuaria como desde el propio concello.

Herramienta de presión

Así, la renovación de la autorización se ha convertido en los últimos meses en el resorte utilizado para forzar a Repsol a cerrar las negociaciones para su traslado a Langosteira, que todavía no acaba de cerrarse, según fuentes autonómicas. De hecho, el presidente de la Autoridad Portuaria, Enrique Losada, avanzó hace apenas un mes que “en cuestión de semanas” estarían cerrados los puntos clave de un acuerdo que, hasta ahora, solo ha sido “verbal”, como reconocieron los actores implicados.

De hecho, el pasado mes de febrero el Ministerio de Fomento, del que depende el organismo público Puertos del Estado y en última instancia la Autoridad Portuaria de A Coruña, anunció un acuerdo definitivo para el traslado, pero sin concretar fechas ni costes. El diálogo entre las partes, que se inició en 2009, sigue sin acabar de perfilarse.

Negociaciones

El departamento que dirige Ana Pastor se limitó a asegurar en febrero que han llegado a un “principio de acuerdo” con Repsol para que la compañía desarrolle este año los proyectos de ingeniería necesarios para el traslado e inicie «lo antes posible» su actividad en Punta Langosteira. No explicó, sin embargo, cuándo se produciría dicho traslado ni cuánto costará que la petrolera abandone los céntricos muelles de A Coruña, donde tiene una concesión hasta el año 2027, para irse a la nueva dársena. Desde el inicio de las negociaciones, en las que Repsol puso sobre la mesa la reclamación del lucro cesante por abandonar los muelles interiores antes de tiempo, se barajó un coste de 200 millones de euros adicionales para el traslado, que fue luego matizado.

En febrero, Fomento simplemente anunció que una serie de estudios «determinarán las actuaciones que tendrá que acometer y la inversión que precisará para ello, así como los plazos concretos” para que la instalación de Repsol en Langosteira sea una realidad. Todo ello, con la autorización ambiental para la refinería en el bolsillo, el arma empleada en las negociaciones.

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