Venta de El Correo Gallego: el regreso del polémico García Martín

Carlos Alfonso García Martín, que estuvo en prisión por estafa, intentó sin éxito la compra de Isidro de la Cal y Sanbrandan en el último año

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De materializarse la compra de la mayoría accionarial de El Correo Gallego por parte de Carlos García Martín, el controvertido empresario coruñés irrumpiría en el sector de los medios de comunicación después de hacerse, el pasado año, con la histórica marca de rotulación coruñesa Feca-Neón y tras tratar sin éxito de cerrar dos operaciones de alcance, la compra del grupo Ipasa y de Isidro de la Cal, pesquera que entró en liquidación el pasado mes de marzo.

Dos han sido las operaciones de calado que García Martín negoció sin éxito en los últimos doce meses. La primera fue la compra del grupo alimentario Ipasa, con sede en el coruñés polígono de Agrela y que controla la conocida cadena de panaderías Sanbrandan. Si bien el empresario reconoció ante los medios que estaba ultimando la compra del grupo de panaderías, que en 2018 facturó cerca de 20 millones de euros con una plantilla que rondaba los 270 empleados, la compañía nunca llegó a reconocer públicamente las negociaciones, de las que no se volvió a tener noticia.

Isidro de la Cal

Fue a principios de enero de este año, cuando García Martín volvió a saltar a la palestra por haber cerrado la adquisición de Isidro de Cal, histórica pesquera coruñesa atenazada por una deuda millonaria y que contaba en aquella fecha con 252 empleados. Con su desembarco, la compañía coruñesa dejaba en suspensión el ERE de extinción en marcha. No obstante, la aventura empresarial duró pocos días porque, si bien García Martín fue presentado ante la plantilla y ante los medios como el nuevo dueño, tan solo unas jornadas después del anuncio de acuerdo, el consejero delegado de Isidro de la Cal, Pablo García-Gascó, anunció que la venta quedaba anulada. Según indicaron los sindicatos, el directivo alegó que “no se habían materializado las condiciones que se habían pactado en ese acuerdo”. Frustrada la venta, el administrador concursal de la misma comunicó en marzo de este año el cierre y liquidación de la firma, cuya crisis se precipitó tras romperse los contratos que mantenía con Lidl.

García Martín fue condenado en 2003 por la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña a una pena de prisión de cuatro años y seis meses por un delito continuado de estafa y un delito de falsedad en documento mercantil. El empresario coruñés fue procesado por urdir una estafa bancaria, según la sentencia, a través de una ficticia entidad bancaria denominada AC Bank que se ubicaba en el Polígono do Tambre, en Compostela.

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