Coca-Cola produce a marchas forzadas tras el cierre de la fábrica de Madrid

La empresa eleva la producción en el resto de plantas españolas por un repunte de consumo inesperado

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Las fábricas de Coca-Cola trabajan a marchas forzadas en un verano de consumo récord tanto en consumo de bebidas como en turistas extranjeros. Las plantas de la multinacional estadounidense en España han tenido que disparar su producción hasta en un 50% y han debido recurrir a la contratación de personal adicional.

El pico de producción y las marchas forzadas intentan aliviar nuevo verano sin la producción de la planta de Fuenlabrada en Madrid, que fue cerrada en 2014 tras la decisión de Sol Daurella, presidenta del embotellador de Coca-Cola en Europa, Coca-Cola European Partners, y que ocasionó uno de los conflictos más sonoros de la compañía en su historia reciente.

La fábrica de Martorell, en Barcelona, punta de lanza de la embotelladora española, ha disparado su producción de 1,7 a 2,5 millones de litros al día, un ritmo de producción similar a la planta de Valencia que ha pasado de 1,8 a 2,5 millones de litros diarios para abastecer el crecimiento de la demanda nacional durante los meses de verano.

Contrataciones de refuerzo

Apenas dos años después de los despidos por el cierre de las fábricas de Madrid y Alicante en una operación destinada a integrar embotelladores y reducir costes, la compañía ha recurrido a la contratación de personal temporal para asumir las cargas de trabajo, superiores a las previsiones.

Coca-Cola presume de haber planificado un ERE dichoso y argumenta que envió felizmente a casa a su plantilla, tal como declaró a este diario el ejecutor del ERE, Iván Gayarre, socio de la firma Sagardoy, que supervisó el proceso. Hoy, la falta de personal ha obligado a nuevas contrataciones.

«La creciente demanda durante los meses de verano hace necesario poner en marcha todos los recursos disponibles para multiplicar la capacidad de la planta y poder adaptarnos al repunte del consumo», explicó en un comunicado el gerente de la planta barcelonesa, Sergi Ferré.

Obligaciones pendientes

El plan de despidos de las dos fábricas españolas causó un enorme revuelo y un estruendoso boicot por parte de los trabajadores, pero finalmente el proceso ha sido altamente rentable para la compañía.  

El embotellador único sigue inyectando dinero para aumentar la producción en su principal planta española. En 2015, hizo inversiones de 3,2 millones y este año se han destinado casi 8,5 millones de euros con el propósito de aumentar las líneas de producción.  

La empresa aún tiene la tarea de convertir a la antigua fábrica de Fuenlabrada en un centro logístico. Es una de las obligaciones legales pendientes que la compañía todavía no ha ejecutado.

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