Caso Campeón: la nueva vida del exdirector del Igape

Joaquín Varela de Limia, que llegó a un pacto con la Fiscalía para rebajar su condena en el caso Campeón, monta una firma auditora en Vigo

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Llegó a estar más de cinco años imputado por el caso Campeón y con su caída arrastró la imagen del Instituto Galego de Promoción Económica (Igape), el brazo inversor de la Xunta. Joaquín Varela de Limia de Cominges, un auditor con fama de serio y eficaz que ocupó el cargo en el organismo público entre 2009 y mayo de 2011, cuando fue detenido en el marco del caso Campeón, rehace ahora su vida profesional lejos de la Administración pública.

Joaquín Varela es uno de los nombres propios de la operación judicial, junto al subdirector de Información del Igape, a empresarios como Jorge Dorribo o diputados autonómicos como Pablo Cobián. En el caso del exdirector del Igape, como otros acusados que se sentaron en el banquillo en 2017, fue un pacto con la Fiscalía lo que evitó para Varela de Limia males mayores. El fiscal pedía dos años y nueve meses de prisión y más 4 millones de multa para él.

Finalmente, tras el pacto con la Fiscalía, sellado hace ahora un año, Joaquín Varela tuvo que asumir la imposición de multas de más de 2.000 euros y la condena de un año de suspensión de empleo o cargo público por un delito de negociaciones prohibidas a funcionarios. Mucho peor le fue a Jorge Dorribo.

Una auditora desde Vigo

La nueva vida de Joaquín Varela, que había llegado a la Administración autonómica de la mano de Javier Guerra, el primer conselleiro de Economía de la ‘era Feijóo’, se arma desde Vigo, ciudad donde ha desarrollado gran parte de su actividad en el sector privado.

Varela ha creado, junto a un nutrido grupo de profesionales, una auditora denominada K4 Ibérica Auditores. El ex del Igape, justo un año después de la suspensión pactada con el fiscal, se incorpora a la sociedad auditora en calidad de socio profesional. K4 Auditores nace con un capital social de 40.000 euros, y tiene su despacho en la calle Velázquez Moreno.

El exdirectror del Igape deja así atrás una negra etapa, en la que llegó a enfrentarse a  acusaciones de tráfico de influencias, delitos contra la Hacienda Pública en grado de tentativa, contra la Hacienda Pública y negociaciones prohibidas a un funcionario. El pecado de Varela de Limia fue haber intercedido por el controvertido empresario Jorge Dorribo, para que algunas de sus empresas, caso de Nupel, recibieran ayudas públicas y créditos del Banco Europeo de Inversiones. 

 

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