Carlos Mouriño pincha con sus negocios en Galicia al margen del Celta

Una docena de sociedades con baja actividad conforman el grupo del empresario, que otorgó 8,1 millones en préstamos al club que preside y que ahora amenaza con vender

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El gran proyecto de Carlos Mouriño Atanes en Galicia es el Celta. Exitoso empresario en México, donde a partir de un grupo de sies gasolineras llegó a crear un gigante capaz de facturar centenares de millones, en su tierra natal gestiona una constelación de pequeñas empresas que orbitan en torno a Grupo Corporativo Ges, la sociedad que controla el 52,3% del capital del Celta. La participación vale en libros 8,1 millones, pero bastante más en el mercado.

Desde Grupo Corporativo Ges, que tiene como matriz a Grupo Energético del Sureste SA de CV, el emporio mexicano, controla participaciones en media docena de empresas, todas con baja actividad, en la sala de espera. De hecho, el propio Grupo Ges no llegó a alcanzar el millón de euros de ingresos y cerró ejercicio con beneficios de 79.000 euros. Eso sí, durante 2015 duplicó su patrimonio, de los 9,5 millones a los 18,8 millones, y alcanzó los 27,5 millones en activos.

Empresas en hibernación

A pesar de la vocación inversora que se le supone, las empresas de Mouriño manejan un perfil bajo. Inverhismex, creada por el actual presidente del Celta en 2002, obtenía 134.000 euros de beneficio en 2014, dejando lejos otros cursos en los que había superado el millón de beneficios.

Ges Restauración, una sociedad del sector hostelero que presta servicios de gestión a filiales del grupo, firmaba unos ingresos de 124.000 euros y cerraba el ejercicio pasado en pérdidas por valor de 5.000 euros.

Corporativo Inmobiliario Ges, brazo inversor para el negocio del ladrillo, apenas facturó 62.000 euros en 2015 y acabó también en números rojos, 17.000 euros en negativo.

Son números propios de la falta de actividad.

Nuevas inversiones

La última gran operación conocida de Carlos Mouriño, quien ahora amenaza con la venta del Celta si Abel Caballero no accede a venderle Balaídos, fue el traspaso de la calderera Gándara Censa al gigante chino Citic Heavy Industries en 2011 por unos 50 millones de euros. Mouriño tenía el 51% de las acciones.

Pero a falta de grandes operaciones, sí que hubo nuevos proyectos. En 2013 creó otro brazo inversor, Inversiones Montalais, que sin apenas ingresos, cerró el último ejercicio con 20.000 euros de pérdidas y el curso 2014 con números rojos de 25.200 euros.

Entrada en el negocio del vino

También en 2013, Mouriño entró en el negocio del vino gallego con la sociedad Grandes Pagos Gallegos de Viticultura Tradicional, un proyecto junto a su socio en varias empresas Manuel Estévez Vaqueiro y el bodeguero José Manuel Martínez Juste.

Al menos hasta 2014, el negocio vinícola era modesto. Presentó ese año una facturación de 110.000 euros y unos beneficios de 702 euros.

Un pie en la madera

Todavía hay bastantes más empresas bajo el paraguas de Carlos Mouriño, como la inmobiliaria Porta América o la reciente inversión en López Rodríguez y Asociados 1931, otra sociedad dedicada al ladrillo con sede en Ourense y donde el presidente del Celta es administrador solidario.

Una de las inversiones destacadas del grupo de Mouriño en Galicia fue la entrada en el sector forestal de la mano de Molduras del Noroeste. La maderera de Cambre atravesó severos apuros financieros. En el último balance presentado, correspondiente al ejercicio 2014, la empresa explicaba que había reducido el valor nominal de las acciones prácticamente a la mitad para fortalecer sus reservas y tapar el agujero de 1,6 millones que habían dejado las pérdidas acumuladas, que ese año ascendieron a 632.000 euros.

La ilusión del empresario

En toda la constelación de empresas de modestos resultados, el Celta ha sido la gran obra de Mouriño en la última década, un club que sacó del infierno del concurso para presentar hoy en día un balance de cuentas ejemplar, sin apenas deuda y con un superávit de casi 15 millones.
La inversión del empresario vale hoy bastante más que los cinco millones que pagó por los títulos de Horacio Gómez o los 5,5 millones que dio a Abanca y que le permitieron superar el 50% del capital.

Las empresas de Mouriño también financiaron al Celta cuando más lo necesitaba. Tanto Grupo Corporativo Ges, la empresa gallega, como el emporio mexicano, Grupo Energético del Sureste, concedieron préstamos participativos al club por un valor conjunto de 8,1 millones.

Estos préstamos vencen en 2020 y tienen fórmulas curiosas de amortización. Las cuotas se pagan con el 20% del beneficio del club por la venta de jugadores o con el 15% del exceso de ingresos del Celta cuando su cifra de negocio supere los 34 millones de euros.

Accionista de Puentes y Calzadas, promotor inmobiliario y aclamado presidente en Vigo, Mouriño lanza un órdago difícil de encajar para la ciudad. O vendo el Celta o compro Balaídos, un activo para recuperar la ilusión que siente que ha perdido.

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