Carceller reestructura Ebro mientras promete más dinero para Pescanova

La multinacional pesquera solo dispone de diez millones de liquidez del último crédito de la banca

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El grupo de Demetrio Carceller promete dinero para Pescanova con una mano y, con la otra, reestructura Ebro, una de sus grandes filiales, con ventas de participadas que generan millonarias minusvalías. Ebro Foods, de la que el jefe del clan de los Carceller es vicepresidente y uno de sus máximos accionistas individuales, anunció ayer la venta de su negocio alemán de pasta, anotándose unas pérdidas de 6,5 millones de euros. La operación se ha cerrado por un importe de 29 millones de euros, abonados por el grupo Newlat.

La compañía alimentaria alude al plan estratégico de Ebro para explicar la venta, dentro de un proceso que se concreta a través de la «concentración de esfuerzos» en aquellos negocios que generen «mayores ratios de rentabilidad» en las áreas del grupo. Junto a Carceller, en Ebro se sientan representantes del grupo alemán Dr. Oetker, uno de los consorcios con los que cuenta Damm como socio estratégico para diseñar el futuro de Pescanova, ya que tiene negocios que presentan sinergías de libro con la multinacional gallega.

Las promesas para Pescanova

Ante el explícito rechazo de la gran banca acreedora a la adjudicación realizada en primera instancia por el consejo de Pescanova a la oferta de Damm la pasada semana, el grupo de Demetrio Carceller ha planteado asumir la inyección necesaria, unos treinta millones de euros, para garantizar la viabilidad de una filial estratégica, Pesca Chile, que se encuentra actualmente en situación de insolvencia. Lo ha hecho el propio Juan Manuel Urgoiti, presidente de un consejo sin funciones, por carta.

De los más de 54 millones inyectados el pasado verano por la banca acreedora de Pescanova, a través de un crédito exprés sindicado en el que participó la propia Xunta, la multinacional con sede en Chapela dispone actualmente de unos diez millones, habiendo destinado los 44 millones restantes a circulante y tesorería para mantenerse en pie durante estos meses. Así lo confirman fuentes de la propia banca acreedora, que a la vez advierten que esos diez millones que quedan suponen el oxígeno necesario para aguantar hasta la aprobación y firma del convenio de acreedores, que en ningún caso será antes del primer trimestre de 2014.

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