Así urdió Blusens la trama para defraudar a Hacienda
Sociedades en Alemania y Reino Unido participaron en el fraude en "carrusel" del IVA por el que la Audiencia Provincial condena a Blusens Technology
Todo un engranaje que, aparentemente, encajaba a la perfección. Al menos media docena de sociedades interpuestas implicadas, que justificaban inexistentes compras intracomunitarias de equipos informáticos, concretamente microprocesadores. El objetivo, defraudar al fisco de forma consciente y reiterada. Así lo mantienen los tres magistrados que componen la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña, que en una reciente sentencia condenan a un directivo de la filial de compras de Blusens, y a la propia compañía como responsable civil subsidiaria, por los delitos de fraude a la Hacienda Pública y falsedad en documento mercantil.
Los magistrados, que condenan al antiguo director comercial de Blusens Technology por dos delitos de fraude fiscal a sendas penas de nueve meses de prisión, dan por hecho que «las empresas dirigidas o representadas por los acusados carecían de sentido comercial alguno y que, en realidad, se trataba de una puesta en circulación en rueda de la misma mercancía entre diversas empresas sin que existiese un consumidor final de la misma y con la única finalidad de generar una documentación contable que permitiese simular su normal circulación y defraudar a la Hacienda Pública española en la declaración del IVA», lo que en el argot tributario se conoce como «fraude carrusel».
Sociedades pantalla
El fraude que ahora sale a la luz se produjo entre los años 2005 y 2006 en la empresa que dirigía José Ramón García, que presentó suspensión de pagos en 2013 y se encuentra actualmente al borde de la liquidación. El negocio consistía en la adquisición de microprocesadores a la entidad Opcion Computer, y su venta a un operador intracomunitario previamente buscado por la propia firma, en la que figuraban como apoderados responsables de Blusens. Tales operadores intracomunitarios fueron, entre abril y octubre de 2005, la entidad Regent Trade, con domicilio social en Alemania, y hasta noviembre de 2006 la entidad Fallworth Limited, con domicilio social en Reino Unido.
«Ninguna de estas dos entidades ejercía actividad comercial alguna en sus respectivos países ni declaró fiscalmente las adquisiciones y entregas de bienes efectuadas y sus únicos representantes conocidos eran sus asesores fiscales, que se limitaban a presentar sus declaraciones tributarias en función de la documentación contable que se les remitía por correo electrónico desde un despacho de Barcelona, Braxton Consulting». Así lo consideran probado los magistrados en la sentencia, a la que ha tenido acceso Economía Digital.
Compraventas ficticias
De esta forma, mantiene la sentencia, «mediante la generación de la correspondiente facturación de compra y venta de una mercancía que carecía de un consumidor final y que únicamente documentaba la circulación en rueda entre las diversas empresas implicadas», Opcion Computer presentó sus declaraciones por IVA de los años 2005 y 2006 declarando el IVA soportado en la adquisición de los microprocesadores a sus proveedores y que éstos no declararon como IVA repercutido. A su vez, se declaraba el IVA repercutido en la venta de los microprocesadores a Blusens por importes de 435.740 euros, el primer año, y de 384.757 euros, el segundo.
Para cerrar el círculo, estos importes fueron deducidos por Blusens Technology en su totalidad en sus respectivas declaraciones de IVA, aunque no tenía que declarar este impuesto repercutido a sus compradores comunitarios (unos 311.452 euros se corresponden con las ventas efectuadas durante 2005 a Regent Trade) por la exención de tal impuesto en las entregas intracomunitarias de bienes. Un fraude en carrusel en toda regla, con empresas «trucha», como se conoce en el argot, y sociedades pantalla, con el único objetivo de defraudar a Hacienda.
