Así es el plan de Audasa para subir los peajes de la AP-9

La concesionaria anota 8 millones en sus cuentas que ingresará con futuros incrementos en las tarifas

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Por la AP-9 circulan casi siete mil vehículos diarios menos que antes de la crisis, un dato devastador que ha ido mermando los beneficios de la concesionaria de la vía, Audasa. En su balance del último ejercicio, la empresa del grupo Itínere presentó unos beneficios de 29 millones de euros, casi 40 millones menos de lo que ganaba antes de la crisis.

La facturación también siguió a la baja, cayendo desde los 132 millones de 2012 a 125 al año siguiente. Sin embargo, parte de los ingresos perdidos retornarán a las arcas de Audasa. Concretamente, la empresa ha anotado en sus cuentas anuales 7,9 millones a recuperar en el futuro con “una actualización extraordinaria de tarifas”. Es decir, subiendo el precio de los peajes.

Rentabilidad blindada

Esta cuantía se corresponde con el dinero que ha dejado de ingresar la concesionaria por los descuentos aplicados en el peaje de los tramos Vigo-Pontevedra, Vilaboa-Pontevedra, Redondela-Vigo y Pontevedra-O Morrazo. El convenio firmado con Fomento y que activó las bonificaciones establece también un mecanismo compensatorio para que todo lo que deje de ingresar Audasa por los descuentos, le sea restituido.

En los primeros diez meses que han estado en funcionamiento las bonificaciones, la concesionaria dejó de ganar, según sus cálculos, 2,6 millones. Pero a esta cuantía hay que sumar otros 5,3 millones de euros que están sometidos al mismo tipo de compensación. Son los saldos correspondientes a las obras de ampliación del puente de Rande, además de la construcción de nuevos carriles en el tramo enlace de Cangas-enlace de Teis, y la ampliación de carriles de la AP-9 a su paso por Santiago de Compostela.

La hipoteca se paga en peajes

Funciona como una hipoteca. Cada año, la concesionaria anota las cantidades que ha dejado de ingresar –que, lógicamente, irán en aumento con el paso del tiempo–, y se las remite a Fomento. Antes de octubre de 2016, las dos partes se sentarán para calcular la compensación total que le corresponde a Audasa y cómo se va a pagar. El mecanismo es sencillo: “el Ministerio de Fomento, a solicitud de la concesionaria, y previo informe de la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos, aprobará una actualización extraordinaria de tarifas que garantice que antes de terminar el periodo concesional el saldo conjunto resultante de la compensación se hace cero”, tal y como recoge Audasa en sus cuentas.

En el caso de las obras, para las que la concesionaria ha completado con éxito una emisión de bonos, el Real Decreto 1733/2011 también establece una compensación basada en el aumento de los peajes. Concretamente, se fija “un incremento extraordinario de tarifas en los recorridos con pago directo por los usuarios de la autopista AP-9, en todos sus tramos, del 1% anual acumulativo durante veinte años». Este incremento se aplicará «a partir del 1 de enero del año siguiente a aquel en que finalicen las obras de ampliación de capacidad”. Teniendo en cuenta que se dará por concluido el trabajo cuando Fomento autoriza la circulación de vehículos por la nueva infraestructura.

¿Cuándo se producirán?

En el caso anterior parece claro. Respecto a la compensación por los descuentos aplicados, depende de la prisa de Audasa y de las urgencias de Fomento. El departamento que dirige Ana Pastor se reserva la posibilidad de hacer reajustes, siempre y cuando no imponga incrementos en las tarifas superiores al 1,5% anual en el marco del convenio. Hasta 2016, no está previsto que se mida el tamaño del agujero.

En todo caso, Audasa recuerda que puede solicitar la “actualización extraordinaria de tarifas” y que su margen de rentabilidad en los peajes, incluso en aquellos donde aplica descuentos, está blindado.

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