Así blanquean los empresarios gallegos en Madeira y Macao

Un juicio por una presunta estafa permite reconstruir el trayecto del dinero negro desde Vigo a Valença y, de ahí, al paraíso "off shore" portugués

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Un supuesto asesor encargado de las entregas del dinero en metálico. Un empresario del granito que confiaba en un externo, para no involucrar a sus trabajadores. Y un trayecto, desde Vigo hasta las sociedades «off shore» de Macao y Madeira, una suerte de Gibraltar portugués, pasando primero por determinadas oficinas bancarias en Valença. Así es la ruta del dinero negro de los empresarios gallegos que sale a la luz en un juicio que se celebra durante esta semana en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo. 

El presidente de una empresa proveedora de granito acusa a un asesor financiero de Vigo, Ángel N.T., de apropiarse de 3,8 millones de euros que le fueron entregados entre los años 2000 y 2010 para depositarlos en cuentas ‘off shore’ de Madeira y Macao. El empresario asegura que tenía en él «una confianza enorme». El dueño de la granitera ha mantenido en el juicio que el asesor le aconsejó sobre qué hacer con el dinero que procedía de los excedentes de tesorería de la empresa.

La mecánica

Según ha explicado, él dio la orden al gerente de la empresa para que hiciese entregas periódicas de distintas cantidades de dinero al asesor para que las ingresase en una cuenta ‘off shore’ en Portugal. En relación a ello, ha indicado que el asesor «se ofreció» a hacer las entregas del dinero y él accedió porque no podía «exigirle a ningún empleado que hiciese eso, porque era arriesgado».

De acuerdo con su versión, la orden era ingresar el dinero en unas cuentas en Portugal (aunque estaban a su nombre y constaba su mujer como autorizada él ha asegurado que no las abrió directamente) se realizó «para no descubrir a la empresa». La compañía regularizó su situación tributaria con la Hacienda Pública en 2011. El empresario ha apuntado que aunque en las cuentas supuestamente llegaron a haber 3,8 millones de euros, al final sólo había 112.000 euros. 

Oficinas en Valença

El hilo de la trama llega a Portugal, pero al otro lado de la frontera, en primer lugar. En la sesión también ha declarado, por videoconferencia, el que en el momento de los hechos era el subdirector de la sucursal bancaria de Valença (Portugal) donde supuestamente se hicieron las entregas de dinero para su ingreso en cuentas ‘off shore’ de Madeira y Macao.

Con su testimonio, el financiero ha corroborado que conoció al presidente de la empresa en algún momento entre los años 2013 y 2015, si bien no pudo concretar la fecha. Según ha dicho, cuando le conoció, el empresario le pidió consultar los movimientos y saldos de la cuenta de Valença y sacar dinero. El ahora exbanquero ha negado que otra persona distinta al presidente hablase con él respecto a esas cuentas. Lo que sí ha ratificado es que para abrir cuentas bancarias era necesario acudir en persona.

Las ventajas de Madeira

A la vez, ha apuntado que «normalmente», cuando alguien hace un ingreso recibe un justificante, si bien en lo relativo a este caso ha dicho no acordarse de si al acusado se le pudieron llegar a dar en el banco recibos por el dinero entregado. Madeira es conocida como una plaza «off shore» al uso, con poca transparencia y miles de sociedades europeas domiciliadas allí

Las entidades que operan en Madeira se benefician de uno de los regímenes fiscales más ventajosos de la Unión Europea. Por ejemplo, hasta 2020, pagarán el 5% del impuesto sobre los beneficios. Pero hay más ventajas fiscales. Los beneficios y reservas distribuidos a las empresas de Madeira por sus participaciones, así como las plusvalías o las pérdidas obtenidas mediante la transmisión onerosa de participaciones sociales en estas, por cualquier título e independientemente del porcentaje de la participación transmitida, no contribuyen a su base imponible, en determinadas condiciones.

El fiscal acusa

La Fiscalía considera que el asesor recibió de la empresa distintas cantidades de dinero, por importe total de más de 3,85 millones de euros, que después «se quedaba en su propio beneficio». Además, plantea que para conseguir su objetivo pudo haber entregado al administrador de la empresa, de manera periódica, «extractos bancarios que de manera simulada confeccionaba a medida que iba recibiendo el dinero y en los que hacía constar el ingreso de las sumas recibidas».

Por ello, acusa al asesor de un delito continuado de falsificación de documentos mercantiles con un delito continuado de estafa y, alternativamente, de un delito continuado de apropiación indebida; y solicita que sea condenado a siete años y medio de prisión y a pagar una multa de 10 euros diarios durante 12 meses y una indemnización para la empresa de más de 3,8 millones de euros.

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