Alvariño: “Lugo ha querido enviarme un mensaje”

El presidente de la patronal asegura que se siente igual de apoyado que cuando entró y rechaza que haya opacidades en el presupuesto de la CEG

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Se esperaba una Asamblea General de la patronal gallega tranquila para sacar adelante los presupuestos del curso 2013, pero se escenificó una CEG partida en dos. La oposición de A Coruña, constante desde que Fernández Alvariño ocupa el sillón que dejó Antonio Fontenla, y la de Lugo, esta sí, por sorpresa, tumbaron las cuentas de la nueva directiva, como adelantó este medio.

El presidente, sin embargo, se siente fuerte. Atribuye el resbalón a un hecho puntual pero cree que mantiene los mismos apoyos que cuando asumió el bastón de mando de la Confederación de Empresarios de Galicia, hace ahora un año. “Creo que Lugo me mandó un mensaje, vamos a llamarlo así. Un mensaje de que no eres Dios”, explica Fernández Alvariño a Economía Digital.

El equilibrio de fuerzas

Aunque a juicio del presidente, no ha sido la egolatría su pecado. “Puede que Lugo tenga algo de razón. Yo he pecado de buena fe, peco de seguir creyendo en los reyes magos, peco de creer que las personas son leales, que las personas que dan una palabra la mantienen, pero he aprendido la lección. Mi compromiso es de mayor comunicación, pero mayor comunicación con todas las provinciales. Mayor transparencia no la puede haber”, sentencia Alvariño.

Su mensaje se dirige claramente a la patronal coruñesa, que dio el visto bueno al presupuesto en el comité ejecutivo y en la junta directiva de la CEG, pero votó en contra en la Asamblea General. Lo mismo hizo Lugo, pero aquí la interpretación del presidente cambia. Considera que es un “toque de atención a su labor”. Con la oposición casi sistemática de A Coruña, el feudo de Fontenla, el empresario vigués necesita el respaldo de Lugo y Ourense para mantener una posición cómoda en la patronal.

Seguirá funcionando normalmente

Alvariño hizo una defensa a ultranza de la “transparencia” con la que se confeccionó el presupuesto para el presente ejercicio, que queda aplazado hasta septiembre, donde volverá a someterse a la aprobación de la Asamblea General de la CEG. “No entiendo ni comparto las críticas de falta de transparencia. Los números estuvieron en la sede durante quince días para quien los quisiera consultar con la aprobación previa de la junta directiva y el comité ejecutivo”, asegura el empresario vigués.

La CEG asegura que la no aprobación de los presupuestos no afectará al funcionamiento normal de la institución. “Nos afectaría si estuviésemos haciendo algún tipo de inversión, por ejemplo, en un inmueble. Como no es el caso, se funcionará normalmente”, explica Alvariño, que no ve una guerra interna en la patronal, sino un debate que él mismo fomenta.

La unidad

Pero hay una delgada línea entre una cosa y la otra y eso preocupa al líder de los empresarios gallegos, que acuñó a su llegada a la CEG el concepto de “Galicia global empresarial”, como término contrario a los localismos y las batallas personales. A pesar de su constante búsqueda de la unidad, es difícil explicar que los representantes de Lugo y A Coruña apoyen los presupuestos en el comité ejecutivo y voten en contra unas semanas después sin aludir a los juegos de poder.

Alvariño no entra al trapo. “Hubo una votación democrática. Lo que diga o haga cada uno será su responsabilidad. Nuestro cometido es volver a consensuar el presupuesto para presentarlo en septiembre y así lo haremos”, zanja.

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