Alertan de que el nuevo negocio de Sacyr alimentará los conflictos mineros en Galicia

Salvemos Cabana advierte que la nueva dirección que toma la constructora podría provocar la reapertura de viejos filones de oro, cobre y wolframio bajo la excusa de fomentar el empleo

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Primeras reacciones al anuncio de Sacyr, la constructora del Canal de Panamá, que ha constituido una filial minera con el apoyo del fondo Macquarie Capital y que tiene en el punto de mira derechos de explotación en Galicia. La potencial apertura de nuevos proyectos mineros en la comunidad ha hecho saltar las alarmas entre los colectivos contrarios a la minería agresiva. Salvemos Cabana ha sido de los primeros en levantar la voz para advertir que la iniciativa de Sacyr potenciará conflictos mineros similares a los de Corcoesto en territorio gallego.

La plataforma ha valorado «muy negativamente» la nueva línea de negocio de la constructora, que «pretende el acaparamiento de derechos mineros por todo el Estado y la reapertura de viejos filones de oro, cobre, wolframio y otros metales bajo la excusa del desarrollo económico y fomento del empleo en épocas de crisis».

Salvemos Cabana recuerda el impacto ambiental de la megaminería, a la que censura por fomentar proyectos meramente «especulativos».» La realidad es que tanto en Galicia como en otras muchas zonas peninsulares la minería de gran porte no tiene ni tendrá en el futuro licencia social para su desarrollo, al tratarse proyectos de escaso horizonte temporal pero que al cabo de los años pueden acarrear graves impactos ambientales por lo que el concepto de minería sostenible» no deja de ser una mera estrategia de comunicación», dice el colectivo.

Vertidos tóxicos en Asturias

Para reforzar sus argumentos, la plataforma recuerda la mina de oro de Boinás-El Valle, en el municipio asturiano de Belmonte de Miranda. El proyecto de Kinbauri Gold, filial de la corporación canadiense Orvana Minerals, acumula sanciones por vertidos de selenio, arsénico, fluoruros, cianuro y metales pesados a la cuenca del río Narcea. Según explica el Salvemos Cabana, la Confederación Hidrográfica del Cantábrico ha impuesto más de 326.000 euros en sanciones en 2014 a la minera.

«El auge del neoextractivismo derivado de la crisis financiera internacional no deja de ser, en definitiva, un intento moderno de recuperar el espíritu de la África colonial del siglo XIX, continente hoy desolado en la lucha por los recursos y el saqueo de las grandes corporaciones transnacionales», reflexionan.

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