Alcoa inicia despidos en EEUU y marca el camino a la plantilla de Lugo

Mientras negocia el futuro de la planta de San Cibrao, Alcoa comienza a despedir personal en su factoría de Washington, en la que también rechazó la venta

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Alcoa, la multinacional americana dueña de la factoría de San Cibrao (Lugo), parece decidida a enterrar la planta de producción de aluminio primario. Por lo menos de momento, la compañía no se apea. Pretende despedir a 534 trabajadores y mantener, unicamente, la división de alúmina –que emplea a otras tantas personas–. Esta semana, en la primera reunión de la mesa de negociación del proceso con representantes del Ministerio de Industria, de la Xunta de Galicia y de la plantilla, fue tajante. No solo sigue adelante con su intención de acometer un ajuste laboral, también descarta vender la planta. «La producción no es sostenible, la situación es irreversible«, explican fuentes de la compañía. «No se mueven de su posición. No quieren hablar del marco energético ni se abren a una venta«, comentó este miércoles el presidente del comité de empresa, José Antonio Zan.

Hay quien piensa que la postura de Alcoa no es más que un órdago de cara a una posible negociación con el Gobierno Sánchez, que ya ha anunciado que pretende aprobar el estatuto electrointensivo, pensado para regular el precio energético de las grandes consumidoras industriales como ella, antes de que acabe el verano. Al fin y al cabo, hace poco más de un año, Alcoa tenía pensado echar el cierre a las fábricas que poseía en A Coruña y Avilés y, finalmente, acabó traspasándolas al fondo suizo Parter en un proceso tutelado por el propio Gobierno de Pedro Sánchez (y que ahora, por cierto, no está exento de polémica). No obstante, en esta ocasión, el desarrollo de un proceso similar en Estados Unidos no invita al optimismo. En estos momentos la compañía aborda el desmantelamiento de la fundición que posee en Ferndale, en Washington, en donde cuenta con 700 trabajadores. 

Vuelta a beneficios, pero con ventas

El pasado abril, en la presentación de los resultados correspondientes al primer trimestre del año (en los que la compañía volvió a beneficios, precisamente, tras la venta de activos), Alcoa anunció que reduciría drásticamente la actividad de su fundición de aluminio en Ferndale. Alegó la compañía que, solo en ese periodo, la planta había registrado una pérdida neta de 24 millones de dólares. La planta de aluminio de San Cibrao habría cerrado 2019 con unas pérdidas por encima de los 60 millones de euros, según fuentes de la compañía. A principio de año, antes de la crisis del Covid, indicaron que preveían perder unos 80 millones de euros entre las dos áreas de negocio, la de aluminio y la alúmina, que hasta ahora daba beneficios.

Aunque el proceso de práctico cierre de la fundición americana ya estaba anunciado (la intención es ir reduciendo plantilla hasta quedarse con poco más de una treintena de personas) como en el caso español, las negociaciones estaban en marcha. No obstante, esta semana, medios de EEUU informaron de que el pasado día 4 de junio, Alcoa «comenzó a despedir a docenas de trabajadores» de la fundición de Ferndale, teniendo la intención de deshacerse de unas 400 personas en dos semanas. La noticia se conoció un día después de que Jay Inslee, gobernador de Washington y miembro del Partido Demócrata, le escribiese a la compañía ofreciendo «asistencia en caso de que optara por la venta a un comprador externo». La prensa estadounidense sostiene que la factoría está condenada a no ser que se produzca una venta de última hora, una posibilidad que, como en el caso gallego, parece que el grupo rechaza. La ciudad en la que se asienta la fundición cuenta con unos 14.500 habitantes, aproximadamente el doble de la suma de ciudadanos de los municipios lucenses de Xove y Cervo. 

«No ven futuro en el aluminio»

Estas jornadas, el sindicato que representa a los empleados de la planta americana informaba de que había reunido a políticos tanto estatales como federales para tratar de armar una ofensiva con la que evitar el desmantelamiento de la factoría de Washington. «Pero Alcoa no está en absoluto interesada por mantener este lugar en funcionamiento. Simplemente, no ven un futuro en el aluminio en los Estados Unidos«, explicó a los medios un representante de la Asociación Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales. 

Ayudas estatales

Existen más similitudes. El Gobierno de Pedro Sánchez, que presiona a la compañía para que o bien encuentre una solución o bien se eche a un lado y permita encontrar un comprador, indicaba esta semana que desde 2011 Alcoa percibió 693 millones en ayudas públicas –132 millones por interrumpibilidad y CO2–. En el caso americano, el gobernador de Washington recordaba estos días que ya se negoció y se evitó un cierre en 2016. «Trabajamos con ejecutivos de Intalco (la fábrica) y funcionarios federales para asegurar un acuerdo que ayudó a mantener la compañía operativa hasta ahora. Ese acuerdo incluía algunos de los precios de energía más bajos de la nación, una extensión de preferencia fiscal por valor de 2 millones de dólares por año y 3 millones para capacitación de los trabajadores y mejora de habilidades», apuntó. 

 

Este miércoles, el secretario general de Industria, Raül Blanco, habló en la Radio Galega de las similitudes entre los procesos que la compañía está abordando tanto en España como en EEUU. «Están dejando la electrolisis en un punto de su país de origen donde se les han dado reducciones en el precio de la energía, deducciones fiscales, ayudas a la formación de trabajadores o mejoras en las infraestructuras, pero aún así no ha sido suficiente», explicó, en clara referencia a las anteriores declaraciones.

La semana que viene arranca el periodo formal de consultas entre trabajadores y empresa de cara a abordar los términos del despido colectivo planteado. 

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