Alcoa agrava la crisis: lista de bajas en la industria gallega

El anuncio de despidos en Alcoa engorda el mapa de la crisis industrial gallega, que suma casi 15 grandes empresas en problemas o cerradas en el último año

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El pasado viernes, a punto de arrancar el puente del Pilar y con España pendiente de si el Gobierno de Pedro Sánchez decretaba o no el estado de alarma en Madrid, Alcoa anunció tanto a la prensa como a los mercados su intención de poner punto y final a la trayectoria de la fábrica de aluminio primario de A Mariña después de que las negociaciones con la británica Liberty House no llegasen a buen puerto. La multinacional americana tiene la intención de acometer un despido colectivo que afectará a 524 trabajadores de forma directa, además de activar el cierre de las cubas de electrolisis, de cuyo mantenimiento depende también gran parte de la industria auxiliar. Los sindicatos estiman que la clausura de la factoría de Cervo podría repercutir en 450 puestos de trabajo en empresa proveedoras

Otra de las grandes afectadas directamente por el hipotético cierre de Alcoa (administraciones públicas y trabajadores luchan contrarreloj para evitarlo) es la propia Autoridad Portuaria de Ferrol-San Cibrao, dependiente de Puertos del Estado. Hay que tener en cuenta que, a pesar de tratarse de un puerto de interés general, Alcoa cuenta con una concesión por la que, al menos hasta 2023, explota en exclusiva las radas de A Mariña lucense. Sin las descargas de carbón destinadas a la fábrica de Endesa en As Pontes, la Autoridad Portuaria presidida por José Manuel Vilariño tiene en Alcoa uno de sus principales soportes. Aunque el ente público, de momento, no ha hecho públicas las cifras exactas, esta misma semana avanzaba que en los nueve primeros meses del año, la bauxita, necesaria para la creación de la alúmina, fue la mercancía que más toneladas movió. En conjunto, entre enero y septiembre, los muelles ferrolanos y el de San Cibrao transportaron 7,8 millones de toneladas.

De Meirama a Endesa: 1000 empleos

Con estos datos sobre la mesa, queda clara la importancia que cobra la pervivencia de las plantas de Alcoa en San Cibrao para la economía gallega. No obstante, la crisis de la antigua Inespal no es única en la industria de la comunidad, que atraviesa un momento de crisis general. Junto con Alcoa, cerca de 15 grandes empresas gallegas han cerrado sus puertas o bien, aunque abiertas, presentan en estos momentos un proceso crítico derivado tanto de la pandemia como de una crisis industrial anterior al Covid-19 que alcanza tintes de reconversión. Solo hay que mirar la foto fija del norte de la provincia de A Coruña. Durante el verano, el Ministerio de Transición Ecológica de Teresa Ribera autorizó el cierre de la térmica de Meirama, de Naturgy, que llegó a contar con 300 empleados. El proceso de desmantelamiento y adecuación de la parcela tiene un plazo de cuatro años. Esta semana, trabajadores de la industria auxiliar se concentraban frente a la Delegación del Gobierno para reclamar que se los incluyese (cuantifican que son casi un centenar de afectados) en las tareas que generará el proceso de cierre.

Transportistas del carbón de Endesa en As Pontes / EFE

Transportistas de As Pontes

Por su parte, Endesa prevé que el cierre de la central térmica de As Pontes se produzca en la segunda mitad de 2021 (también en este caso habría que sumar un periodo considerable de desmantelamiento). Todo esto, a no ser que las pruebas con un combustible alternativo resulten viables y la fábrica pueda mantenerse abierta, una solución que se antoja complicada en este momento. La factoría coruñesa emplea a unas 250 personas, aunque los sindicatos indican que solo entre auxiliares y transportistas, generaba empleo para más de 700. Este sábado, el comité de empresa de As Pontes denunciaba mediante un comunicado que Endesa está realizando «traslados de personal a fuera de Galicia», algo que, advierten, contradice lo expuesto por el consejero delegado de la compañía, José Bogas, que aseguró que la empresa pretende que las recolocaciones «se minimicen«.

La compañía siempre ha insistido en que su intención es la de mantener el empleo en la zona mediante un plan eólico y la puesta en marcha del programa Futur-E, que consiste en la apertura de nuevos espacios industriales en las localizaciones que prevé crear.

La crisis de los grandes consumidores eléctricos

Alcoa asegura que uno de los argumentos que la llevan a marcharse de España es el elevado precio de la energía. Si bien son muchas las voces que indican que la decisión de la multinacional americana tiene más que ver con un intento de aumentar los precios del aluminio, la realidad es que otras muchas grandes empresas gallegas se ven especialmente afectadas en su consideración de grandes consumidoras eléctricas. El julio de 2019, los de Pittsburgh vendieron al fondo Parter sus fábricas de aluminio en Avilés y A Coruña, dando así lugar al nacimiento de Alu Ibérica, empresa cuya mayoría accionarial está ahora en manos de Grupo Industrial Riesgo. Con una plantilla que ronda las 350 personas en la ciudad herculina, el comité de empresa del grupo lleva ya semanas reclamando la intervención de la factoría. Sostienen que, en este tiempo, no se han realizado las inversiones comprometidas en la planta, por la que el futuro de la misma es incierto.

También hay incertidumbre en la fábrica de Ferroatlántica en Sabón después de que esta semana su dueña, el grupo Ferroglobe, de los Villar Mir, anunciase a los sindicatos su intención de reducir parte de su plantilla en Europa. De momento, y según ha trascendido, la compañía ha planteado el cierre de tres de los cuatro hornos con los que cuenta la empresa Hidro Nitro, en Monzón, (Huesca).

De Celsa a Xeal

Entre los grandes consumidores eléctricos de Galicia también figura la planta siderúrgica de Celsa Atlantic en A Coruña, con una plantilla de unas 140 personas. El grupo de los Rubiralta no atraviesa un buen momento, algo de lo que da muestra el hecho de que ha solicitado una ayuda de 200 millones de euros al fondo estatal de rescate para empresas estratégicas debido al roto que le ha generado el Covid-19.

Por su fuera poco, el pasado mes de septiembre, Xeal –del fondo TPG–, la dueña de las antiguas factorías hidroeléctricas de Ferroatlántica en Cee y Dumbria, anunció a la plantilla su intención de acometer un ERTE. Los trabajadores, que se movilizan semanalmente, aseguran que, en realidad, viven un «desmantelamiento progresivo» del negocio, que se encuentra al 10% de su capacidad. Dicen que entre industria auxiliar y temporal se han perdido unos 80 puestos de trabajo.

Instalaciones de Xeal (antigua Ferroatlántica) en Cee

Inslataciones Xeal en Cee

Incertidumbre en Siemens Gamesa

La crisis industrial también parece salpicar a la fábrica de palas eólicas que Siemens Gamesa tiene en As Somozas (A Coruña). El comité de empresa asegura que la dirección de la compañía no apuesta por la factoría gallega, que suma unos 300 empleados. Indica que, en una reciente reunión con la dirección del grupo, se les ha trasladado que solo hay carga de trabajo asegurada hasta final de año y que la factoría solo es competente para servir encargos del mercado español.

La plantilla sostiene que, con una mínima inversión, podrían construir nuevos modelos de palas eólicas más demandados por el mercado, del mismo modo que en otras de las plantas del grupo. También temen a la deslocalización, tras la adquisición de una planta de última generación en Vagos (Portugal).

En búsqueda de dueño: Thenaisie

Aunque la crisis reciente se centra especialmente en la industria pesada del norte de Galicia, también hay ejemplos en el sur. La histórica conservera de O Grove, Thenaisie Provoté, entró en concurso de acreedores el pasado mes de mayo. Con más de 100 años de historia y una plantilla de más de un centenar de personas, la Consellería do Mar de Rosa Quintana asegura que está en negociaciones para conseguir un socio industrial que salve a la compañía, que hace dos años vivió un cambio de manos tras la toma del control por parte del grupo rumano Scandia Food.

Isidro de la Cal, Isowat y Poligal

A toda esta lista de firmas en problemas, se suman grupos que cerraron sus puertas en el último año. Dentro del sector alimenticio, destaca la coruñesa Isidro de la Cal, empresa de transformación de pescado que tras intentos de venta fallidos y la pérdida de su contrato estrella con Lidl entró en concurso de acreedores. El pasado mes de mayo, el Juzgado de lo Mercantil número 1 de A Coruña declaró la extinción de los contratos de trabajo que vinculaban a la compañía con 82 trabajadores, tras el despido en abril de otros 120 empleados acogidos a un primer ERE de la compañía que, ahora, se encamina a la liquidación.

En la comarca coruñesa también echó el cierre hace ahora casi un año Isowat, dedicada a la fabricación de componentes eléctricos y con una plantilla que rondaba las 70 personas. También el año pasado se apagó Polipropileno de Galicia, la histórica Poligal, situada en Narón y con una plantilla que rondaba el centenar de empleados.

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