Adolfo Domínguez se arruga ante sus hermanos (Textil Lonia) y sus sobrinas (Bimba y Lola)

La crisis de la compañía, que comienza a reflotar sus cifras, la deja a 40 millones de las ventas de Bimba y Lola y a años luz de Lonia

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Imagen de cambio de ciclo en el polígono de San Cibrao. Adolfo Domínguez presentó en sociedad un nuevo equipo gestor, avalado por las cifras del segundo semestre del último ejercicio que la compañía se preocupó de poner en contraste con la dinámica negativa que llevaba con el equipo de Estanislao Carpio al frente.

La imagen fue perfecta, porque no sólo se abrió una nueva etapa en la empresa, sino que también se regresó a los orígenes, a la planta de Ourense con recuperados servicios que habían sido trasladados a Madrid, y con una directiva de personas de confianza capitaneadas por el modisto ourensano.

Todo nuevo para que todo sea como antes. Perfectamente diferenciadas quedaron las etapas. En el segundo semestre las ventas crecieron un 8,9%, el margen bruto un 41%, y el ebitda un 111,5%, hasta volver a cifras positivas. Antes, con directivos de alta reputación como Carpio, Antonio Valls, Juan de Mora o Leovigildo Puente, la compañía caminaba hacia “el desastre”, según la expresión que utilizó el propio Adolfo Domínguez.

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Nueva cúpula directiva de Adolfo Domínguez / EFE

Obviamente, a la tendencia positiva iniciada le falta tiempo para consolidarse, y la textil continúa en números rojos, esta vez de 22,8 millones. El castigo de la prolongada crisis, la global de la economía y la particular de la empresa, ha sido ejemplar.

Desde 2011, Adolfo Domínguez ha reducido su red en 210 tiendas. Los accionistas ingresaron por última vez dividendo en 2009. Y la facturación se sitúa a niveles que la compañía ya superaba en 2002.

Adolfo Domínguez no reparte dividendo desde 2009 y su facturación se sitúa a niveles de 2002

Los 110,2 millones de cifra de negocio, un 4,3% más pese a las 33 tiendas cerradas durante el ejercicio, sitúa a la compañía del modisto ourensano lejos de la de sus sobrinas, María e Uxía Domínguez. Bimba y Lola alcanzó los 152,4 millones en ventas en 2016, recogiendo los réditos de una expansión internacional muy controlada, para la que hubo de sacrificar en al menos dos ejercicios el grueso de los beneficios por culpa del aumento del gasto.

La aventura de las sobrinas de Adolfo Domínguez, conocidas justicieras en la lucha contra los falsificadores, está siendo un correlato con final feliz de la separación de los hermanos, Josefina, Franciso Javier y Jesús Domínguez, este último el padre de Uxía y María.

Los tres aprovecharon la salida a bolsa de Adolfo Domínguez en 1.997 para salir del capital, ingresar 90 millones de euros y poner en marcha Textil Lonia con un rostro que emulara al de su hermano, primero con Purificación García y después con Carolina Herrera. Lonia es hoy el segundo grupo textil de Galicia por detrás de Inditex y con una facturación que se acerca a los 400 millones (372 millones en 2015), triplicando en ventas a la firma del modisto ourensano.

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Adolfo Domínguez está lejos de esas cotas y centrado en salir a flote. El vicepresidente de la compañía, Luis Caramés, dejó algunos datos importantes. Primero, que la relación con Puig es “excelente”, algo puesto en duda desde que el representante del segundo accionista, José Luis Nueno, abandonara el sillón que ocupaba en el consejo desde 2001. Puig tiene un 14% del capital.

También apuntó Caramés que la acción de Adolfo Domínguez está infravalorada en el parqué. Actualmente se intercambian a 5 euros. El día de la presentación de resultados experimentaron una indiferente subida del 0,3%. Desde el cambio en la dirección del grupo, los títulos se han revalorizado un 59%.

 

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