Abengoa urge del dinero de las ventas para pagar las nóminas

El retraso en los pagos pendientes de algunas desinversiones vuelve a generar tensiones de tesorería para afrontar la mensualidad y la paga extra de julio

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Con la llegada de los fondos buitre a la mesa de negociación para cerrar el definitivo acuerdo de reestructuración financiera de Abengoa, los bancos acreedores se han topado con un hueso duro de roer.

De aquellos bonistas que, poco a poco, se han ido desligando del tema, revendiendo sus bonos, a estos inversores llegados a última hora media un mundo.

Aquellos, al fin y al cabo, tenían mucho que perder, y, aunque pusieron todas las trabas habidas y por haber para el ascua a su sardina, al final fueron capaces de cerrar el preacuerdo que a finales de marzo evitó la entrada en concurso de acreedores de la multinacional.

Fondos, mucho que ganar y poco que perder

Ahora, estos nuevos fondos no tienen tanto que perder y sí mucho que ganar. Se han convertido en acreedores comprando deuda a precio de derribo, y su postura en la negociación resulta muy distinta. Solo hacen cábalas acerca del beneficio que pueden obtener y de que se produzca cuanto antes.

En este nuevo escenario se enmarcan ahora las negociaciones para cerrar el acuerdo, sobre el que la empresa no tiene duda alguna que se cerrará antes de que acabe el presente mes de julio. Un hito que, no obstante, no provocaría la llegada inmediata de la inyección de capital anunciada de 500 millones de euros que pondrían los fondos.

El dinero de la inyección no llegaría hasta octubre

Si se cumplen los plazos que manejan en Abengoa, ese dinero no estaría disponible en la caja de la compañía hasta días antes de que el próximo 28 de octubre venza la prórroga otorgada por el juez para alcanzar el acuerdo y evitar el concurso.

Hasta entonces se requiere abrir el plazo para que se adhieran al acuerdo el 75% de los acreedores y, simultáneamente, convocar y celebrar una junta de accionistas para aprobar la ampliación del nuevo capital aportado por los fondos. Se busca que, tras la junta, la empresa esté en disposición de llevar al juez las adhesiones aportadas.

Entre unas cosas y otras, y con el mes de agosto de por medio, todo apunta a que, de firmarse el acuerdo antes de que acabe julio, el proceso no estaría totalmente cerrado hasta octubre. No obstante, si se produjera algún retraso, el juez otorgaría un mes más para acabar de rematar el tema.

Riesgo permanente de impago de nóminas

Lo que no se puede retrasar es el pago de las nóminas cada mes. Y, en este mes de julio, por partida doble, con el abono ordinario y de la paga extra, con un riesgo de impago que, como cada mes, se cierne sobre los 17.000 empleados de la empresa de ingeniería.

Tensiones de tesorería ya habituales que obligan s a los responsables de la empresa a hacer encaje de bolillos para pagar. De momento, aunque con algunos pequeños retrasos, hasta el pasado mes de junio toda la plantilla se encuentra al día de cobro.

Cobros pendientes de las desinversiones

Ahora, de cara al abono de julio, se requiere contar en caja con unos 120 millones de euros para pagar a todos los empleados, aunque solo los cerca de 5.000 de España cobran la paga extra. Y no será fácil. Todo está pendiente de que los compradores de los activos vendidos en los últimos meses cumplan el plan de pagos acordado.

Si llega ese dinero, no habrá problema alguno en pagar a los empleados. De lo contrario, como ya ocurriera en marzo, serían, ahora los fondos, los que tendrían que adelantar parte de la inyección comprometida, con un nuevo compromiso de obtener garantías adicionales.

El dinero de Ashalim

Entre el dinero pendiente de cobro se encuentra el de la venta de la participación de dos filiales de Abengoa Solar en el proyecto de la planta solar de Ashalim, en Israel. Una desinversión que fue autorizada el pasado 3 de mayo por los Tribunales de Insolvencia de Delaware, y que se saldó con la venta de ambas filiales al fondo Noy al grupo español TSK.

En el primer trimestre de 2016, también salieron del perímetro de consolidación de Abengoa las participaciones en las sociedades Shams y Nicefield, propietarias de una planta termosolar en Abu Dhabi y de un parque eólico en Uruguay, respectivamente. Dos transacciones que supusieron un impacto positivo en la cuenta de resultados de 4 millones de euros.

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