La moción de censura de Pablo Iglesias: ¿fosa o catapulta?

El secretario general de Podemos mostrará su cara más institucional contra el PP, frente a un PSOE sin líder dentro del Congreso, pero sí fuera

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La corbata. Ese será el termómetro que realmente indique esta mañana las aspiraciones de Pablo Iglesias con su moción de censura inviable. Si la lleva, el secretario general de Podemos mostrará su lado más institucional, el del candidato presidenciable capaz de asumir el timón en La Moncloa si logra los apoyos suficientes. Si no recurre a la corbata, el hemiciclo asistirá al Iglesias de siempre, el guerrero, el nuevo descamisado que se pone delante de ese morlaco que es el PP de Mariano Rajoy, que a buen seguro saldrá indemne de la cita, cuya oportunidad es discutida por casi todos.

La abstención de un PSOE en obras, en reconstrucción, hace que el líder de Podemos se siente este martes más solo que nunca en el Congreso. Solo tiene garantizado  el apoyo de trece diputados de partidos al margen de los votos de Podemos. Son los de ERC y Compromís, este último su socio electoral en la comunidad valenciana, que, paradojas de las alianzas, se ha mostrado reticente a la conveniencia de la moción de censura.

Los fracasos

 En total,  80 votos a favor tendrá Iglesias al finalizar el proceso, que representan el 23% de los diputados del Parlamento. Se situará, así lo parece, a unos 96 escaños de la mayoría absoluta que requiere la iniciativa para salir adelante y desalojar a Mariano Rajoy. Todo ello por la abstención del PSOE, que ha criticado fondo y formas. No es el momento, sostiene, y menos el candidato, al ser el tercer partido con más representación quien pilota la moción de censura, algo inédito en democracia en España.

Nunca una moción de censura sirvió para provocar un cambio en el Gobierno en España

Pablo Iglesias también se enfrenta a la historia. La moción de censura, que se emplea por tercera vez en democracia (lo hizo Felipe González en 1980 contra Adolfo Suárez, y Antonio Hernández-Mancha, en 1987, contra los socialistas), nunca ha provocado un cambio de inquilino en La Moncloa.

¿Tumba o catapulta?

Los resultados de ambas iniciativas fueron bien distintos. En el caso del PSOE, la moción, que fracasó, sirvió para catapultar a Felipe González, que ganaría las generales dos años después por mayoría absoluta. En el caso de Hernández Mancha, que la presentó por AP, germen del PP, el fracaso se convirtió en su tumba política. ¿Está Pablo Iglesias cavando la suya?

Desde que se anunció la moción de censura se han sucedido acontecimientos de calado en el ruedo político, y no precisamente en Podemos. Los socialistas, después de meses de convulsión, han recuperado lo que parece ser el rumbo que dictan las bases, y tienen a Pedro Sánchez de nuevo al timón. Otra paradoja que hace a esta moción diferente: si el intento de Iglesias de orillar al PSOE es en realidad el objetivo de esta moción, el líder de Podemos puede correr otro riesgo, el de darse de golpes contra un fantasma, ya que el secretario general no estará en el hemiciclo al no ser diputado. La corbata de Pablo Iglesias, si la lleva, dará las primeras pistas.

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