Los nuevos deberes de Rajoy para estar al lado de Merkel

Mariano Rajoy se ha hecho un lado en Europa, pero debe atender a las órdenes de Merkel si quiere seguir teniendo relevancia

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Nuestro presidente del gobierno se ha hecho hueco en Europa. El pasado 7 de marzo, Ángela Merkel exhortaba a los europeos a tener el coraje de admitir que algunos países estaban dispuestos a integrarse más rápidamente que otros. Y ahí estaba Rajoy, a su lado, junto con Hollande y Gentiloni, apoyando una Unión Europea a dos velocidades.Sus declaraciones no fueron exactamente memorables, dijo que Europa confía en España y que vamos a apoyar a los socios europeos. También explicó que los países tienen que elegir, tomar decisiones, porque de lo contrario se socavará la Unión Europea. Y eso sí es algo sorprendente viniendo de él.

Es verdad que Rajoy estaba ahí por incomparecencia del Reino Unido, que es una manera poco meritoria de sentarse en la mesa de reuniones. No pasa nada, él está acostumbrado a ganar porque los demás pierden, no por sus méritos. Con todo y con eso, una vez asumido nuestro rol de “uno de los top 4”, habría sido deseable que sus palabras no chocaran tanto con sus actos, al menos en lo que a economía se refiere.

La comparecencia de Rajoy en representación del «top4» se debe a la ausencia de Reino Unido, no a su figura.

Porque si en algo destaca Rajoy es en no decidir. Esta semana, la no-decisión respecto a la estiba le ha pasado factura. Por supuesto que los demás partidos políticos no le han apoyado, y lo han hecho de manera estruendosa. Así ha sido hasta el punto que muchos han planteado que debería dejar la presidencia y convocar elecciones. Aunque, por otro lado, es verdad que nos jugamos mucho (dos suculentas multas sobrevuelan las cabezas de los españoles), lo cierto es que el Partido Popular está pagando su falta de asertividad política en el 2013, cuando tenía que haber zanjado el tema.

Tal vez Rajoy y su gabinete ha olvidado que está en una delicada situación minoritaria y así no sabe gobernar.  Y este hecho está minando el devenir económico de nuestro país no solamente a causa del problema de la estiba, en el que hay cierto margen temporal. Hay otros frentes abiertos.

Tal vez Rajoy y su gabinete ha olvidado que está en una delicada situación minoritaria y así no sabe gobernar

Bruselas tiene el ojo echado al futuro de Bankia y BMN. Si el pasado diciembre la Unión Europea manifestó su malestar por la prórroga en solucionar la venta de ambas entidades, ahora estudia en silencio el plan exprés que supone la fusión de ambos bancos. Tras el fallido intento de vender BMN en el mercado, parece que ésta es la mejor solución y que no va a haber pegas por parte de la Comisión de la Competencia europea. Pero nos miran atentamente.

Otro punto negro es la elaboración de los presupuestos generales, donde el acuerdo económico está más politizado que nunca gracias al independentismo catalán. El freno al intento de referéndum independentista no ha predispuesto al gobierno catalán a pactar mucho. Y Rajoy no puede ignorar a una región que aporta casi el 20% al PIB. Además, se trata de unos presupuestos en los que se debe caminar hacia el objetivo de déficit prometido a Bruselas.

Los presupuestos generales están más politizados que nunca gracias al independentismo catalán

Una meta que nos saltamos por causas políticas (la repetición de las elecciones) pero cuyo cumplimiento no podemos diferir más. Estuvimos bajo amenaza de multa (otra más) y nos salvó la campana, ya no hay excusas. ¿Será capaz el gobierno de generar consenso? Lo dudo muchísimo. No habrá más problema: se prorrogarán los anteriores. Saldremos del paso económico. Pero ¿cómo quedará la reputación de Rajoy? ¿Seguirá apareciendo como el vecino confiable que tras el golpetazo de la crisis ha sabido recuperarse? ¿O más bien le mirarán como un gobernante sin apoyo suficiente dentro como para inspirar esa confianza de la que hoy dice disfrutar de cara al exterior?

La Unión Europea y los europeístas han respirado tras las elecciones holandesas. Pero quedan las francesas y el largo y tortuoso camino del Brexit. Y no es que los resultados en el país de los tulipanes hayan sido aplastantes, pero Geert Wilders no ha ganado.

Si los euroescépticos siguen aumentando su importancia, y la economía europea no afianza su crecimiento, las grietas se van a hacer cada vez más visibles

El partido en el poder ha bajado en ocho escaños, y gobernará. Me parece una alegría muy raquítica y, a la vez, muy representativa de la debilidad de la cohesión y las esperanzas de regeneración de la UE. Quienes pensaban, como yo, que el Brexit podría suponer un espaldarazo en la reconsideración de la Unión Europea por parte de los miembros que se quedan, parece que se equivocan.

Si los euroescépticos siguen aumentando su importancia, y la economía europea no afianza su crecimiento, las grietas se van a hacer cada vez más visibles. La economía, en mi opinión va a ser el factor decisivo: cuanto menos tengan que ganar los miembros al quedarse, más fácilmente decidirán irse, pasando de la vía lenta a la vía muerta de la UE.

En estas circunstancias, que Mariano Rajoy desatienda la economía es uno de los peores errores que puede cometer, y para que la economía española vaya bien, debe tomar decisiones políticas. No hay otro camino.

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