El cementerio político de Pilar de Lara

Las investigaciones de la jueza se llevaron por delante a cuatro alcaldes, además de al secretario xeral del PSdeG, Gómez Besteiro

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Cuando la corrupción había superado al paro en la lista de preocupaciones de los españoles y la desafección política crecía como la espuma, en Galicia afloraron grandes procesos judiciales que salpicaron a todo partido político que había tocado poder.

El caso Campeón, tutelado por la jueza Estela San José, fue quizá la primera gran causa mediática que puso patas arriba el Igape, aunque desde antes Pilar de Lara ya se había sumergido en la trama de blanqueo, falsedad documental y prevaricación bautizada como Carioca.

La responsabilidad política

La jueza de la Operación Pokemon ha imputado a cargos de todo signo político, supera los 200 investigados y ha sido criticada por los voluminosos casos que asume y su dilación a lo largo del tiempo.

La titular del juzgado de Instrucción número 1 de Lugo, publicaba La Voz de Galicia, mantiene a cargos imputados desde hace seis años en causas pendientes de cerrar. Pero investigaciones como Carioca, Pulpo y, sobre todo, Pokemon, han tenido un precio político para los implicados por la responsabilidad ética y los códigos internos de los partidos.

Estragos en Lugo

José Ramón Gómez Besteiro dimite como líder del PSdeG cuando la jueza lo investiga por diez delitos. Poco antes, López Orozco, eterno alcalde de Lugo y la persona que avaló a Besteiro en su carrera en las filas socialistas, también tuvo que renunciar a la alcaldía.

Pilar de Lara lo investigaba por posibles delitos de cohecho y tráfico de influencias, lo que propició el veto de BNG y Lugo Novo. López Orozco decidió hacerse a un lado para facilitar el gobierno socialista en la ciudad, que quedó en manos de Lara Méndez.

Un polvorín en Santiago

En Santiago, el popular Ángel Currás dimitió primero como regidor y posteriormente como concejal. La jueza lo había imputado por un presunto delito de tráfico de influencias, aunque en el caso del ex regidor compostelano, se sumó otra imputación y la presión del partido ante la inestabilidad de su gobierno.

En el desbarajuste también tuvieron mucho que ver las investigaciones de Pilar de Lara. La defensa de Adrián Varela, que también dimitió por su implicación en la Pokemon, propició que sus compañeros de corporación acordaran que el Concello costease los gastos de su defensa. Siete ediles acabaron inhabilitados por prevaricación, aunque posteriormente serían absueltos.

Adiós a Conde Roa

Paula Prado, implicada en la Operación Pokemon por fraude y tráfico de influencias, acabó también absuelta, pero antes dimitió como portavoz del Partido Popular.

Y, siguiendo en Santiago, también el ex alcalde Conde Roa fue imputado por Pilar de Lara por presuntos delitos de prevaricación y tráfico de influencias en el marco de la Operación Manga. Conde Roa dimitió cuando tuvo que acudir al juzgado por fraude fiscal en otra causa, por la que fue condenado.

Su exasesor Ángel Espadas, fue suspendido de militancia en el PPdeG, y el ex edil de Seguridad, Albino Vázquez Aldrey, dejó todos sus cargos, incluída la militancia en el PP.

El principio del fin para los socialistas de Ourense

Adolfo Gacio, alcalde de Boqueixón, dimitió tras ser imputado por cohecho y prevaricación.

La nómina de alcaldes salpicados por casos de corrupción que investiga Pilar de Lara se extende hasta Ourense. El socialista Francisco Rodríguez dimitió acusado de cohecho y prevaricación, provocando el primer cisma en un gobierno que acumuló investigados a un ritmo similar al de Santiago.

En Ourense también investigó Pilar de Lara a José Luis Baltar, si bien, poco le importaba ya al ex presidente de la Deputación, que fue inhabilitado cuando ya había dejado a su hijo al frente del partido y de la institución.

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